Crítica de SensaCine.com para Patinazo a la gloria: Sueños olímpicos

Entre las comedias norteamericanas de los últimos 25 años se ha creado un nuevo subgénero que consiste en coger un deporte y meter en él a toda una suerte de cómicos para hacer una película sobre el patetismo masculino. Las comedias deportivas son un clásico del cine contemporáneo. Quizás todo empezó con la original 'Rompehuesos' de Robert Aldrich, pero aquella era una película bien distinta. El actor que mejor ha tratado este tema en su filmografía es Will Ferrell, que ha hecho una película de fútbol ('Un entrenador genial'), una sobre NASCAR ('Pasado de vueltas'), una sobre baloncesto ('Semi-Pro') y la que nos ocupa 'Patinazo a la gloria', la más extraña de todas, porque es la que utiliza el deporte de manera más demencial.

Parodiando en cierta manera a una de las teen-movies por excelencia de la Disney, 'Pasión por el triunfo', la película de Ferrell se ríe de todos los tópicos sobre el espíritu de superación y los dramas de los deportistas. Pero lo mejor de todo es cómo coge la estética del patinaje artístico y la convierte en un deporte puramente americano, donde lo más importante es el espectáculo de masas y la competición. Así, un deporte donde prima la sensibilidad y el gusto, termina convertido, obra y gracia de Ferrell (acompañado por Jon 'Napoleon Dynamite' Heder), en algo grosero e incluso desagradable, más cercano al fútbol americano.

Y ahí reside la gracia de la película, en ver al adulto y grande Ferrell tratando de comportarse como una gacela en el aire. En el fondo, se trata de criticar el deporte de alta competición, convertido en toda una serie de intereses comerciales y económicos donde lo último que importa es la salud y la diversión.

A favor: Ferrell desatado.

En contra: Que pese al gran trabajo de todos sus responsables no deja de seguir el esquema habitual de estas comedias.