San Sebastián continúa de fiesta, yo, por mi parte, escucho al maestro Ali Farka Touré. Es de noche, mejor dicho, es de buena noche, porque hay que reconocer que estamos de celebración. El festival está en forma, ofreciendo buenas películas, paseando estrellas, perfección total en la organización. Qué gusto, brindamos todos los acreditados por ello. Reconozco cierta sensación de desasosiego pese a todo, me explico: la película de Christophe Honoré, presentada hoy a competición, titulada 'La Belle personne ', me ha encantado. Una pieza que recurre a las formas de la nouvelle vague para adaptar un texto clásico con el siempre atrayente Louis Garrel -el hijo del maestro Philippe- que narra con sensibilidad, estilo y riesgo un texto clásico para hacerlo, no sólo latente, sino doloroso a día de hoy. Reconozco mi pasión por la película, aunque no sea compartida por el resto, emoción contenida y sobretodo: mucho estilo. En España no seríamos capaces de hacer algo así ni de casualidad. Recurrir a la juventud, a la adolescencia y ser capaz de narrar con sensibilidad absoluta un entramado que lidia con el amor, la belleza y la muerte con tanta inteligencia y clase es realmente complicado de disfrutar hoy en día.
También hoy hemos disfrutado con 'Acné', ópera prima del realizador uruguayo Federico Veiroj, donde muestra la necesidad de un adolescente por obtener su primer beso. Un recorrido por la dificultad juvenil de encontrar el amor necesitado, una película que bebe de Kaurismaki y de Jarmusch, aunque acabe encontrándose con una película tan importante como 'Whisky' del tristemente desaparecido Juan Pablo Rebellla y de Pablo Estoll. ‘Acné' es una película atractiva, capaz de ser narrada en sus intersticios, aunque no sea nada nuevo, sigue siendo algo interesante. Veiroj acierta al retratar el mundo juvenil -acompañado de cierto sarcasmo alrededor de la religión judía- y, pese a no evocar a ciertos tipismos generacionales, conseguir emocionar con un relato sincero y atractivo.
Se presentaba también hoy en la competición oficial la película 'El patio de mi cárcel'. Un regreso al cine quinqui a lo Eloy de la Iglesia, a cargo de la realizadora, bregada en el campo televisivo, Belén Macías. Una película de temática social, hay, que describe la estancia penitenciaria de una puñado de mujeres. Lo mejor: Verónica Echegui, un huracán interpretativo que destila frescura por cada poro de su cuerpo. Nada más, nada menos. Así que disfrutamos con orgullo de los ciclos dedicados a Terence Davies y al cine negro japonés para levantar la sesión. Sin duda el festival está mostrando su mejor cara, que así sea, y que todos podamos disfrutarlo.
Alejandro G.Calvo
