Mi cuenta
    Hasta siempre Mr. Berlanga

    El maestro -del cine, pero también de la vida- Luis García Berlanga ha fallecido hoy en Madrid a los 89 años. Figura clave en la historia del cine español, deja tras de sí una larga lista de obras maestras: 'Esa pareja feliz', 'Plácido', 'Bienvenido Mr. Marshall', 'El verdugo'...

    El 2010 quedará ya para la historia como un año aciago para el cine español. Primero fue Jose Luis López Vázquez, luegoAntonio Ozores, más recientemente Manuel Alexandre y, ahora, el maestro de todos ellos: el gran, grandísimo, director Luis García Berlanga.

    Nacido en Valencia el 12 de junio de 1921, Berlanga tuvo el excelente criterio de cambiar su vocación primigenia: la de ser abogado, para ingresar en la entonces en pañales escuela de cine creada por la dictadura, llamada de forma rimbombante "Instituto de investigaciones y experiencias cinematográficas" de Madrid. Corría el año 1947 y, por aquél entonces, el cine español era -exceptuando los trabajos que Luis Buñuel realizaba en el extranjero y el cine costumbrista de Edgar Neville- poco más que zarzuelas, cuplés y chotis adaptados a la gran pantalla.

    Con la censura fieramente instalada y una producción fílmica irrisoria, Berlanga unió sus fuerzas con el otro gran francotirador de los años cuarenta, Juan Antonio Bardem, para realizar una de las películas clave de la posguerra española: 'Esa pareja feliz' (1953), junto a dos grandes de la interpretación como eran Fernando Fernán-Gómez y José Luis Ozores. Desde un buen principio Berlanga demostró ser un funambulista a la hora de sortear a la censura de la época: sus comedias agridulces y sus dramas tragicómicos tenían en su trasfondo argumental un retrato negro de la España de la época que los censores o no supieron o no quisieron entender. Ese mismo año filmaría una de sus películas más recordadas: 'Bienvenido Mr. Marshall (Bienvenido Mr. Marshall)' (1953) con Pepe Isbert como delirante alcalde de un pueblo analfabeto -clara metonimia de la España provinciana de esos tiempos- preparándose para recibir al amigo americano cargado de dinero.

    Poco después vinieron 'Novio a la vista' (1954), 'Calabuch' (1956) y la corrosiva 'Los jueves, milagro' (1957). Pero el año clave para Berlanga fue 1961 cuando los astros se alinearon para hacer confluir las carreras del director y la del guionista Rafael Azcona -venía de firmar las dos obras magnas de Marco Ferreri: 'El Pisito' (1959) y 'El Cochecito' (1960)-, con quien acabaría formando pareja hasta en siete ocasiones dando lugar a una de las parejas más brillantes y afiladas del cine español. 1961 fue el año de la magistral 'Plácido (Plácido)', cruel retrato tragicómico de la aristocracia española y de la política social del regimen franquista y, dos años después, Berlanga y Azcona repetían sociedad para erigir 'El Verdugo' (1963), crónica de la jubilación de un experto en aplicar el "garrote vil" a los condenados a muerte. El cine español nunca había llegado tan alto como con ese tan inteligente como cruel díptico cinematográfico y, aún ahora, figura en cualquiera de las muchas listas que se realizan a la hora de catalogar el mejor cine español hecho nunca.

    En los años setenta Berlanga cada vez iría espaciando más sus realizaciones -'Vivan los novios (Vivan los novios)' (1970), 'Tamaño natural (Tamaño natural)' (1974), 'La Escopeta Nacional' (1978)-, al encontrar cada vez más problemas para poder financiar sus películas. Gracias al éxito de la descacharrante película coral 'La Escopeta Nacional', se permitió el lujo de realizar su peculiar trilogía sobre la desvergüenza aristócratica española que completarían 'Patrimonio nacional (Patrimonio nacional)' (1981) y 'Nacional III (Nacional III)' (1982).

    En los años ochenta el cine del creador de 'La Vaquilla' (1985) parecía ya desclasado. Por aquél entonces lo que triunfaba era la comedia madrileña de unos jóvenes Fernando Colomo y Fernando Trueba, a la vez que empezaba a despuntar el cine iconoclasta del por entonces muy punk Pedro Almodóvar. Sus últimas películas: 'Moros y cristianos (Moros y cristianos)' (1987), 'Todos a la cárcel' (1993) -Goya a la Mejor Película- y 'París-Tombuctú (Paris Tombuctu)' (1999), disfrutaron cada vez de menos público y prestigio crítico.

    Entre los diversos galardones que atesoraba el cineasta cuentan desde el Premio Príncipe de Asturias de las Artes (1986), la Medalla de Oro de las Bellas Artes (1981), el Premio Nacional de Cinematografía (1980).

    Alejandro G.Calvo

    FBwhatsapp facebook Tweet
    Comentarios
    Back to Top