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    'Grupo 7', Antonio de la Torre: "Me hace mucha ilusión la idea de que no me voy a jubilar nunca, que me moriré en el escenario"

    Entrevistamos al carismático actor Antonio de la Torre, líder del 'Grupo 7', el próximo bombazo del cine policíaco español.

    En 'Grupo 7' practicas un nivel de intensidad algo diferente a lo que te estamos acostumbrados a ver, algo así como una tensión silenciosa, más de miradas que de gestos.

    Efectivamente. La historia, y eso lo vas a comprobar in situ en este entrevista, es que yo soy muy nervioso, desprendo mucha energía. Y eso es algo que en la interpretación tiendo a explotarlo, a liberarme. Luego está el tema de la palabra: es un recurso en el que yo siempre me apoyo, a mí me va muy bien el poder desfogarme a gritos. Así que me asusté un poco al ver que mi personaje era tan silencioso y es algo que tuve que trabajar en los ensayos; lo tuve que deshojar poco a poco para poder llegar a entenderlo. Alberto, el director, me decía: "Antonio, no olvides que menos es más". Y claro, eso es muy bonito en teoría, pero sobre el papel… los miedos del actor pueden llegar a traicionarte. Así que si a alguien hay que agradecerle mi contención es a Alberto Rodríguez.

    ¿Entonces fue duro el proceso?

    Bastante. Le dediqué mucho a la preparación del papel. Me fui a trabajar con la policía de Sevilla y allí me enseñaron todo: la Comisaría sur, el armamento, como manejar a la prensa… Eso fue lo más empírico, luego vino mi atención al detalle, que yo soy muy esponjilla. Me fijo mucho en los gestos de la gente, en los tics que pueden tener y los voy guardando en mi memoria. Tú, por ejemplo, no dejas de repiquetear la mesa con los dedos de la mano izquierda.

    [Escondo los dedos dentro del puño, como si hubiera hecho algo malo]

    Este papel ha sido difícil, lo cuál me alegro. El sueño imposible de un actor es interpretar todos los papeles que existan. Pero como eso no puede ser, nos hemos de contentar con estos papeles que, en su complejidad, nos permiten crecer y seguir aprendiendo. Merece la pena dedicarle tiempo y esfuerzo porque al final, como todo en la vida, cuando más trabajas en algo, mejor queda.

    Y qué te cuesta más, ¿una escena de gritos y puñetazos o una intimista donde retratas lo cotidiano?

    Las segundas [risas]. De hecho, la única vez en la que Alberto me leyó la cartilla fue precisamente en esos momentos en los que hay que "estar sin estar". Es complejo, requiere mucha concentración. Más en un rodaje que es muy apresurado. Aunque cuentes con el apoyo de todo el equipo. Una de las cosas más difíciles de ser actor es ser consciente de que, en ocasiones, sólo con sentirlo ya lo estás contando. Que no hay que hacer nada más. Pero hay que jugársela. Si no te caes y te das una buena hostia, no aprenderás nunca nada. Hay que arriesgar.

    ¿Ese riesgo te hace ser más selectivo con los proyectos en los que te involucras?

    Bueno, en España poder trabajar ya es un lujo. Yo soy de los afortunados que están en ese pequeño 10% de los actores españoles que pueden permitirse ya no vivir de ello, sino poder seleccionar los trabajos que quiera. El 10% no es una estadística perfecta, ojo, pero supongo que se me entiende. Yo hasta que no hice 'AzulOscuroCasiNegro' me contaba en el otro 90%. Aunque bueno, tampoco quisiera dar la imagen de que elijo tanto, muchas veces es una simple cuestión de disponibilidad, de poder colocar los proyectos uno detrás de otro. Y sí surge la posibilidad de arriesgar, pues me lanzo. Pero tampoco te creas que tengo una fórmula muy estudiada [risas].

    ¿Te pones nervioso en los estrenos?

    Es difícil, no lo niego. No sé cómo estaría Luis Tosar en el estreno de 'Celda 211', supongo que estaría henchido de orgullo ante tanta felicitación. A mí no es que me pueda la presión pero sí reconozco cierta intranquilidad. Aunque tampoco creo que esa presión sea diferente a la de otros trabajos. Para mí 'Gordos' representó un antes y un después en ese aspecto. Ahí sí que me arriesgué, era un personaje que no se parecía en nada a mí, que hablaba muy diferente. Por no hablar del cambio físico. Lo trabajamos mucho con Dani [Sánchez Arévalo, el director] y, aun así, ¡me llevé unos cuantos palos! Aunque no todo fue guerra, también hubo algunas buenas críticas. Quizás lo mejor sea no tener muchas expectativas, limpiarte un poco la cabeza, liberar presión. Hay que intentar hacerlo lo mejor posible y luego a otra cosa. Y tratar de olvidarse de lo que no puedes controlar.

    Hasta qué punto un actor es consciente de si la película será un éxito o un fracaso cuando está en el proceso de rodaje.

    No lo eres. A veces puedes sentir que la película tiene algo diferente, algo muy positivo, como cuando hacíamos 'AzulOscuroCasiNegro'. Pero en general no tienes ni idea y tampoco te puedes fiar. Todo eso podría desconcentrarte, distraerte de tu función principal. Eso te acaba dando una sensación de vértigo que acojona un poco. Pero bueno, también tiene su gracia el no saber qué va a pasar. Umberto Eco decía que hay tantos libros como lectores y creo que en el cine pasa algo parecido: hay tantas películas como espectadores. Así que lo que toca hacer es estar concentrado y hacer lo mejor que puedas tu trabajo. A mí me gusta mucho trabajo, creo que tengo mucha suerte por poder dedicarme a esto. Me hace mucha ilusión la idea de que no me voy a jubilar nunca, que me moriré en el escenario. De forma metafórica, claro. Sino vaya marrón para los compañeros.

    Grupo 7

    Alejandro G.Calvo

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