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    Cierre de puertas en San Sebastián 2012: 'El Capital' y 'El hipnotista'

    Ponemos fin a la cobertura del Festival (faltaría el palmarés) analizando los últimos títulos presentes en la competición oficial: 'El Capital' de Costa-Gavras y 'El hipnotista' de Lasse Hallström.

    Acabó San Sebastián. En estos dos últimos días hemos vivido un baño de estrellas –las más importantes: Ewan McGregor, Tommy Lee Jones y Dustin Hoffman-, un desborde absoluto a la hora de coordinar las entrevistas y el habitual desinfle en la calidad de las películas proyectadas. Donosti cierra puertas y, según mi particular y probablemente equivocado juicio, con un balance bastante positivo de lo visto y vivido. Quejas, claro, se pueden tener muchas, desde que cinco Premios Donostia es una aberración –el comentario más escuchado era "parece que los regalen"-, hasta recalcar el conservadurismo de una línea de programación donde prima el contenido argumental de carácter sociopolítico (progresista) por encima de las formas estéticas más propiamente de vanguardia. Y es que, quitando las películas de Javier Rebollo y Pablo Berger, lo cierto es que el resto de la competición oficial ha sido, aunque simpática y con nombres interesantes, bastante ramplona. Para el acierto quedan esas premieres europeas de 'Argo ' y 'Lo Imposible (The Impossible)', así como el magnífico ciclo dedicado al cineasta Georges Franju, poseedor de una de las miradas más poderosas y fascinantes de la historia del cine. Y ahora vamos a comentar las dos  últimas películas vistas en la Sección Oficial.

    Costa-Gavras bromea con Gad Elmaleh, protagonista de 'El capital'

    Empezamos por 'El capital (Le Capital)', última obra del veterano cineasta Constantin Costa-Gavras, recordado una y mil veces por su díptico de películas contrarrevolucionarias de principios de los 70 (ambas magníficas) 'Z' y 'Estado de sitio'. Por todos es sabido que el cineasta de origen griego lleva muchos años fuera de forma –su última gran película sería 'La caja de música' (1989)- aunque manteniendo incólume su espíritu combativo. En esta ocasión el objeto de sus chanzas, acorde a los pésimos tiempos que corren, es el sistema capitalista occidental siguiendo las pautas de la novela homónima de Stéphane Osmont. En ella vemos como un presidente de un banco europeo desarrolla sus turbios tejemanejes (todo hecho al viejo estilo de la mafia siciliana, sólo que cambiando los asesinatos por desfalcos) con el objetivo, según sus palabras, "de hacer más ricos a los ricos y más pobres a los pobres". Narrada con un pulso firme y un ritmo ciertamente trepidante, 'El capital' ha resultado ser toda una sorpresa, tanto por ser un ácido retrato de la coyuntura económica que ha colapsado las economías del primer mundo,  como por tener un buen puñado de chistes sobre todos esos tipos encorbatados de sueldos multimillonarios. Mucho mejor de lo que esperábamos.

    Lena Olin, protagonista de 'El hipnotista', firma autógrafos a su llegada al hotel

    Y vamos con la última película del Festival: 'El hipnotista (The Hypnotist)' de Lasse Hallström, un nuevo título que se suma a la moda de las adaptaciones de la novela negra sueca surgidas a raíz del éxito editorial de las novelas de Stieg Larsson y sus correspondientes versiones fílmicas. Para ello Hallström, que no rodaba en su país desde 'Mi vida como un perro' (1985) y que lleva una racha de películas infumables en Hollywood –adaptaciones de Nicholas Sparks inclusive-, ha construido una pieza de género más o menos solvente -recuerda a la serie 'The killing'- más apta para pasar la sobremesa de un domingo que para competir de forma oficial en un Festival de Clase A. Rodada en tonos fríos y con un tándem actoral jugoso –Lena Olin y Mikael Persbrandt-, la película no supera su anécdota de partida y queda a la postre con un thriller soso y aburrido en el que tampoco merece la pena perder mucho el tiempo.

    Música de fondo: Lisabö

    Alejandro G.Calvo

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