Mi cuenta
    Festival de Sitges 2013 Día 1: 'Byzantium', demasiado buena para ser la nueva 'Crepúsculo'

    En la primera jornada de Sitges disfrutamos de tres películas bien diferentes: 'Byzantium' de Neil Jordan, 'The Colony' de Jeff Renfroe y 'Why Don't You Play in Hell?' de Sion Sono. Esto no ha hecho más que empezar.

    Imagen de Byzantium

    Sobre el papel podría parecer que Byzantium (Sección Oficial Fantàstic Especial), la nueva película del cineasta irlandés Neil Jordan, vendría a ser la enésima intentona desde Hollywood de lanzar una saga teen con temática fantástica buscando repetir el incomprensible éxito popular de los mojigatos vampiros de Crepúsculo (ya ha habido unas cuantas, todas con el mismo pésimo resultado en taquilla: Soy el número 7, Cazadores de sombras: Ciudad de Hueso, Hermosas criaturas…). Pero lo cierto es que esta cinta protagonizada por vampiras –Gemma Arterton (que nunca ha estado más sexy) y Saoirse Ronan- a la búsqueda de cierta paz endogámica –una busca dinero mediante la prostitución, la otra poder dejar de mentir a todo el mundo- va mucho más allá del romance juvenil y del mínimo sentido de la explotación fantástica de la que hacían gala las películas citadas. Por suerte el buen hacer del usualmente errático Jordan –nunca volverá a hacer una obra maestra del tamaño de En compañía de lobos- otorga ya no sólo madurez y estilo a las imágenes de Byzantium sino que logra ecualizar de forma bastante hábil el contenido dramático –la historia de amor entre la joven vampira y un chico enfermo de leucemia- con el puramente exploit –el catálogo de imágenes bañadas en sangre (literalmente) es de lo más rico y fluido-. Hay que entender que Byzantium se mueve dentro de los parámetros del cine netamente mainstream, de ahí que sea de aplaudir que se acerque más a la poética mórbida de Déjame entrar que a los devaneos del terror placebo de tanto best-seller de pacotilla. Estructurada en forma de flash-backs que dan a conocer la génesis en el placer de chupar sangre de las protagonistas, la película va erigiendo un relato a medio camino entre el policíaco que se asoma al campo del terror y esa historia de amor bigger than life entre una no-muerta y un cadáver viviente. Con unas imágenes que rehúyen cualquier formalismo en aras a potenciar el valor de las mismas –tremenda la imagen de Arterton bañada en sangre tras decapitar a uno de sus enemigos-, Byzantium sorprende y convence con unas armas de lo más sencillas: el saber dotar a la narración de los elementos que le presta el géneros que apela al espectador desde una perspectiva mínimamente adulta.

    Byzantium

    El director norteamericano Jeff Renfroe estuvo en el cine Retiro presentando The Colony (Panorama Fantàstic Competició), enésima cinta de terror post-apocalíptico –un clásico tras el 11-S- que presenta la Tierra sufriendo una nueva glaciación que obliga a los pocos seres humanos que habitan en ella a refugiarse bajo tierra. Con la presencia de Bill Paxton y Laurence Fishburne en su elenco principal y con un continuo uso de exteriores digitales difícilmente creíbles, lo mejor que se puede decir de ella es que es una clara serie B que sabe tapar sus carencias con tanta visceralidad como una inteligente escalada de violencia que, en su tercio final, hace virar el relato hacia el cine de zombies (o, mejor dicho, de caníbales zombificados). Pequeña pieza de género, pues, que ni sorprende ni molesta, que sabe entretener y que olvidaré tan pronto acabe de editar este texto.

    Cerramos con la película bizarra del día: Why Don't You Play In Hell? (Noves Visions Ficció) del siempre excitante Sion Sono. Cineasta gustoso de llevar al extremo cualquier principio estético o argumental de sus variopintas propuestas fílmicas, el realizador de Himizu entrega en esta ocasión un gazpacho de referencias que tan pronto coquetean con el cine de yakuzas, el cine-dentro-del-cine o la comedia-disparate con altas dosis de violencia. Vamos, que la película sería lo que uno obtuviera de sumar Cecil B. Demente, Outrage, Airbag, Cinema Paradiso y El hervidero (Hard Boiled), casi un Agárralo como puedas ultraviolento –además del festival de cabezas y miembros amputados, hay momentos para el gore-erótico como un beso a lengüetazos con la boca llena de cristales- que, sin embargo, cojea en mucha de sus gracias y posee un metraje claramente inflado. ¿Qué cuenta Why Don’t You Play In Hell? Pues es la historia de un grupo de amigos obsesionados con hacer cine que acaban cruzando sus caminos con una guerra yakuza que versa sobre la obsesión que unos y otros tienen con una niña-actriz que en su día triunfara con un anuncio de un dentífrico –la canción del anuncio es cantada continuamente por los protagonistas de la cinta-. Una lástima que la película se guste tanto y tarde tanto en llegar a su secuencia final, este sí sublime, donde se desata tanto la catarsis yakuza de unos como le realización de esa película definitiva por la que merece la pena morir.

    Jigoku de naze warui

    Alejandro G.Calvo

    FBwhatsapp facebook Tweet
    Comentarios
    Back to Top