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    Elijah Wood ('Grand Piano'): "Nunca me he considerado famoso"

    El actor, que ha dado vida en cuatro ocasiones al entrañable Frodo, atendió a SensaCine con motivo de la presentación de su nueva película.

    Elijah Wood contesta a las preguntas de SensaCine con motivo de la presentación de su nueva película: Grand Piano. Se trata del segundo thriller que rueda con producción española, a la espera que llegue a los cines el tercero: Open Windows de Nacho Vigalondo, este actor estadodounidense de 32 años.

    Al igual que el protagonista de la película, ¿tú también tienes pánico escénico?

    Yo no tengo miedo escénico. Es algo que te bloquea y a mí no me pasa. Lo que sí que me sucede es que, en ocasiones, me pongo nervioso si tengo que hablar o actuar delante de mucha gente. Conozco más o menos ese sentimiento y no se puede hacer nada. Lo que me ocurre a mí, creo que es lo que le pasa a todo el mundo: aunque tú estés nervioso antes de hacer una cosa, en cuanto empiezas a hacerla pierdes esa inseguridad. Estar en tensión no sirve de nada.

    Alcanzaste la popularidad a una edad muy temprana, como el protagonista de la película, ¿cómo ha sido tu relación con la fama?

    En mí caso no fue algo que buscaba. Para muchas otras personas el máximo objetivo vital es la fama, pero tienes que asumir que ello conlleva muchos aspectos negativos; como la perdida de la privacidad. La verdad es que yo nunca me he considerado famoso, incluso cuando he interpretado a personajes tan conocidos como Frodo en El señor de los anillos (que es cuando más se me ha reconocido) no he cambiado mi día a día. Aún sigo viajando donde quiero y puedo ir por la calle caminando tranquilamente, sin pensar en si la gente me reconocerá o no. Es una cuestión de perspectiva. Quizás haya ayudado el hecho de que comencé en el cine a los ocho años, y por tanto he adquirido la popularidad gradualmente. Creo que lo peligroso de la fama es hacerte muy conocido en muy poco tiempo, porque quizás no puedas asumir todo lo que te está sucediendo. Por eso creo que ese mensaje que tiene Grand Piano de que "la fama es absurda" es muy acertado, por ejemplo en el momento en el que Emma (la protagonista femenina) comienza a cantar y todo el mundo se gira a mirarla; ahí se puede comprobar lo ridículo que puede llegar a ser convertirse en el centro de atención.

    ¿Cómo trabajaste con el director Eugenio Mira para interpretar las escenas en las que el protagonista de la película, Tom, toca el piano en su concierto?

    Usamos un piano mudo. Esto al principio me parecía rarísimo porque yo en mi infancia acudí a clases de piano y me guiaba por el sonido de las teclas y de las notas, y cuando desafinaba reconocía si lo había tocado bien o mal. Pero después me acostumbré y realmente fue una ayuda el hecho de no tener notas en el instrumento. Me concentré en el ritmo y eso era el setenta por ciento de la actuación, ya que en plano parece que realmente lo estoy tocando.

    La película se rodó en Barcelona, ¿fuiste a visitar la ciudad?

    Acudí a ver un partido del Fútbol Club Barcelona y he ido a muchos restaurantes. Una de las cosas que hago cuando viajo es buscar documentación sobre la gastronomía de ese país, y personalmente me encanta la comida española. También he paseado mucho por la ciudad: me gusta mucho el barrio de Gracia, he pasado varias tardes en el bar Vinilo, he montado en bicicleta y he visitado la Sagrada Familia. Se puede decir que he vivido tres meses en esa ciudad y es una de las ventajas de ser actor: que pasas mucho tiempo en un determinado lugar y acabas tomándolo como un sitio en el que vivir, no sólo como un mero turista.

    Aún tienes pendiente de estreno en España otro thriller, pero mucho más sangriento: Maniac. ¿Qué género prefieres como actor y como espectador?

    Me gustan ambos. El género fantástico abarca muchas disciplinas. Creo que ahora mismo las mejores ideas vienen del fantástico, temas que antes a lo mejor antes eran para un público más concreto ahora son 'mainstream'… Ahí tienes Guerra Mundial Z o Pacific Rim.

    ¿Cómo afrontas esa dualidad de actor y personaje interpretado?

    Es un terreno un poco pantanoso. A veces se ve muy claramente la diferencia y depende del personaje. Por ejemplo, el tipo al que doy vida en Maniac es muy distinto a como soy yo, pero aun así hay algo mío en él porque es inevitable. Siempre hay un punto de referencia: ya sea algo que hayas visto o vivido. No se puede evitar el dejar tu marca en un personaje. Sin embargo a mí no me afecta tanto el dar vida a alguien, pero sí la experiencia de ponerme en su piel.

    ¿Crees que la crisis agudiza el ingenio a la hora de rodar nuevas producciones?

    Hoy en día los directores toman cada nuevo proyecto como un regalo, y piensan en ello como si fuese el último trabajo que van a hacer. Eso empuja a los realizadores y creadores a sacar lo mejor de ellos mismos. En tiempos difíciles hay que intentar hacerlo lo mejor que puedes y no dar nada por hecho. Estamos viviendo una época muy interesante: el cine cada vez es más global y gracias a los cambios en la distribución unos países pueden fijarse en lo que hacen otros. Por ejemplo: hace quince años la cinta Déjame entrar no se habría visto en Estados Unidos porque era una producción escandinava independiente, y sin embargo hoy en día allí la conoce todo el público.

    Grand Piano

    Tomás Andrés

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