Mi cuenta
    Woody Allen: "La vida es como una colonoscopia"

    Un tratado sobre el escepticismo y la amargura. Así es nuestra entrevista con el maestro Woody Allen. Estrena 'Magia a la luz de la luna'.

    Ha regresado al mundo de la magia

    Cuando era pequeño me fascinaba el mundo de la magia. Me pasaba el día practicando trucos frente al espejo con monedas, con cartas, con cuerdas… era algo obsesivo. Leí mucho al respecto y una de las historias que me llamó la atención es que, en los años 20, había un montón de jóvenes timadores que fingían ser espiritistas. Gente que predecía el futuro, que hablaba con los muertos, que hacían fotos a fantasmas. ¡Y engañaban a todo el mundo! La comunidad científica se escandalizó tanto que no tardó en mandar inspectores a comprobar la falsedad de los hechos. ¡Pero a ellos también los engañaban! ¡Y eso que algunos venían de Harvard y Yale! ¿Y sabes quién acabó descubriendo el truco? Los magos. Eran los magos, incluso los más mediocres, los que fueron capaces de detectar de forma rápida los fraudes que se cometían. Houdini, por ejemplo, dedicó mucho tiempo a poner en evidencia a estos farsantes. Así que creí que ahí había una buena historia.

    Cuesta creer que Houdini era un incrédulo

    ¡No lo era! Él se pasó media vida tratando de contactar con los muertos. Digamos que era un creyente escéptico. Le molestaba mucho que existieran tantos farsantes tratando de robar a la gente. Te diré algo sobre Houdini: antes de morir dijo que pensaba intentar contactar con los vivos desde el más allá. Y hay una “Sociedad Houdini” que se reúne cada Halloween para comprobar si el maestro se aparece. Su teoría es que si alguien es capaz de aparecerse después de la muerte, ese tiene que ser Houdini.

    ¿Nunca pensó en dedicarse profesionalmente al mundo de la magia?

    Lo pensé, claro, pero me quité la idea rápido de la cabeza. No le vi ningún futuro. Es una profesión bonita pero de vida corta. Además a mí el humor me encarriló bien pronto. Tenía dieciséis años cuando me contrataron por primera vez para escribir chistes en un programa de televisión. El cine es parecido a la magia: se trata de crear una ilusión. Piensa en Fred Astaire y Ginger Rogers bailando bajo la luz de la luna. Queda precioso en pantalla. Pero la realidad era que para diez minutos de metraje se pasaban horas bailando. Así aunque la realidad es que ellos debían estar sudados, con dolor de pies y, probablemente, odiándose a muerte el uno al otro, en la pantalla no podía quedar más hermoso. ¡Pura magia!

    Así que cree en la magia pero en nada más

    Exacto. Mi escepticismo es de lo más férreo. Pocas cosas hay en mi vida tan estrictas como mi ateísmo (risas). Mi visión de la vida es igual a la de Nietzsche, ¡incluso a la de Freud!

    ¿Nunca nadie ha tratado de convertirle?

    Mucha gente. Recuerdo una discusión en televisión con el evangelista Billy Graham en la que me decía que, incluso si él estaba equivocado; es decir, que no existe Dios ni hay vida después de la muerte, incluso en ese supuesto, él siempre llevaría una vida mejor que la mía porque tenía fe en algo que le ayudaba a seguir adelante y yo no. ¡Y es cierto! Yo no tengo ninguna motivación vital. Así que aunque al final yo tenga razón, ¡salgo perdiendo igualmente! En ese sentido mi vida ha sido muy triste. Una vida sin esperanza, aterradora, si ningún propósito ni sentido.

    ¿Entonces la vida no tiene sentido?

    No, lo siento. Tal y como lo veo un día naces, sin ninguna razón aparente, y otro día te mueres. Entre medias tienes hijos, tampoco sin ninguna razón ni necesidad. Y tus hijos también tienen hijos. Pero al final tus hijos y los hijos de tus hijos también morirán. Y luego  llegará un día en el que el sol abrasará la tierra y el ser humano se extinga. Y, un poco más tarde, probablemente el Universo también desaparecerá. La vida es como una colonoscopia en la que, al final, alguien apaga la luz (risas).

    Menos mal que siempre nos quedará el sentido del humor para afrontar la vida

    Hay que hacer chistes para sobrevivir. Es la única manera de luchar contra el nerviosismo, la depresión, la tristeza. Esos pequeños momentos en los que ríes son lo único realmente importante. Como cuando vas al cine a ver una buena película o cuando escuchas una sinfonía de Mozart.

    Entonces el arte sí es una manera de supervivencia. Esto contradice un chiste mítico de su cosecha: “Yo no quiero sobrevivir a través de mi obra, quiero sobrevivir no muriéndome”

    ¡El arte no sobrevive! Esas sinfonías de Mozart también acabarán desapareciendo. También todas las obras de Shakespeare. Llegará un día en el que ya no haya películas de Marilyn Monroe porque ya no habrá planeta Tierra.

    Si nada tiene sentido, ¿qué le empuja a seguir trabajando?

    Los seres humanos somos bastante estúpidos. Es como si algo nos tuviera atados a la vida bajo la forma de un terror atávico. Un ejemplo. Yo puedo estar harto de todo, falto de esperanza y terriblemente cansado pero si, en este momento, entrara un asesino con una pistola en esta sala me abalanzaría encima de él. Lucharía por mi vida. Entonces tú me preguntarás, ¿por qué luchas por tu vida si no tiene sentido? ¡Y yo jamás podré darte una respuesta racional! Sí te puedo decir porque sigo haciendo películas: me distrae. Es como jugar al baloncesto o hacer magia. Hace que no piense en los problemas realmente gordos. Cuando me desvelo a las tres de la mañana y no tengo ninguna distracción: ahí es cuando me siento aterrorizado. Así que enciendo la tele, pongo la luz, me pongo a pensar ¿y si contrato a Emma Stone para mi próxima película?

    ¿Es cierto que conoció a Emma Stone en el rodaje de The Amazing Spider-Man 2?

    Sí. Ella estaba rodando en Nueva York, así que aproveché para acercarme a conocerla. Creí que haría muy buena pareja con Colin Firth. Él tenía previsto hacer otra película antes, así que la película estuvo a punto de posponerse un año. Pero al final todo salió bien.

    ¿No se planteó interpretar usted el personaje de Firth?

    No. Estoy muy mayor. Me gustaría seguir trabajando como actor pero mi edad me lo impide. ¡Me encantaría ser la pareja romántica de Emma Stone! ¡Y de Scarlett Johansson! Pero el año que viene voy a cumplir ochenta años y, bueno, es difícil encontrar un papel interesante para alguien tan viejo.

    ¿Qué siente cuando ve las listas de “las mejores películas de la historia” y en ellas aparecen películas como Manhattan o Annie Hall?

    Creo que la gente que vota en esas listas no tiene la cualificación apropiada para realizarlas (risas).

    ¿Cuál es la mejor crítica que le han hecho?

    Una que me hizo mi productor, Jack Rollins, al principio de mi carrera. Él me dijo: “no es el material lo que tiene que gustar al público, le tienes que gustar tú”.

    ¿Sigue sin leer las críticas que se escriben sobre su obra?

    No. No he leído ninguna crítica en los últimos cincuenta años. Tampoco ninguna de mis entrevistas. Y jamás he vuelto a ver una de mis películas.

    FBwhatsapp facebook Tweet
    Comentarios
    Back to Top