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    François Ozon ('Una nueva amiga'): "El porno puede ser muy útil cuando estás solo en un hotel"

    El director de 'En la casa' y 'Joven y bonita' estrena su nueva película este viernes 15 de mayo con Romain Duris y Anaïs Demoustier.

    François Ozon (París, Francia, 1967) lleva siendo el 'enfant terrible' del cine francés durante más de una década. Explícito unas veces -en el país vecino le conocen como "El pervertido"-, alegórico otras y defensor de la mujer siempre, el director galo estrena este viernes 15 de mayo Una nueva amiga, su nueva película después de Potiche, mujeres al poder (2010), En la casa (2012) y Joven y bonita (2013).

    Protagonizada por Romain Duris (Una casa de locos, Los seductores) y Anaïs Demoustier (Ellas, Bird People), Una nueva amiga gira en torno a dos mujeres, Claire (Demoustier) y Laura (Isild Le Besco), amigas de la infancia y ambas casadas. Laura tiene un bebé y, al poco tiempo, enferma de gravedad y muere. Antes de morir, Claire le promete que cuidará de su bebé y de su marido, David (Duris). Pero cuando le hace una visita, se encuentra con una gran sorpresa: a David disfrazado de mujer. A continuación, la entrevista que mantuvimos con Ozon en el pasado Festival de San Sebastián.

    ¿Querías que la feminidad de David/Virginia, el travesti, fuera tan exagerada?

    Bueno. Hay muchos tipos de feminidad, como demuestra la película. Está la feminidad de Claire y, además, ella es el punto de vista de Una nueva amiga. Y luego está Virginia. Pero Claro. Virginia no es un transgénero, sino un travestido. Un travesti sigue siendo un hombre y muchas veces no son gays. Son heterosexuales. Y los travestis, cuando los ves o cuando hablas con ellos, te das cuenta de que tienen esa idea de feminidad un poco exagerada. Mucha peluca. Mucho maquillaje. Vestidos despampanantes. Es otro tipo de feminidad. Y durante la película también se ve que Virginia va cambiando. Al principio es un travesti, pero al final lleva pantalones, tiene el pelo de su color. Es una feminidad menos exagerada. Pero no es una mujer. Se supone que aún no se ha operado. Eso es lo que perturba al espectador.

    ¿Por qué?

    Digamos que es el gran problema del género. O eres hombre o eres mujer pero, ¿y si no quieres ser ni una cosa ni la otra? ¿Qué pasa si quieres ser ambos? ¿Hablamos entonces de un tercer género?

    ¿Fue una decisión buscada el no afrontar el tema del cambio de sexo?

    [No lo he tratado] porque no creo que fuera el deseo de Virginia. No es lo que quiere. Creo que Virginia quiere ser hombre como es, pero con apariencia de mujer. Muchos hombres quieren vivirlo así: se travisten sin llegar hasta el final de la transformación.

    Ese 'happy ending' parece decir que la familia tradicional no existe como tal. ¿Es tu tesis?

    Bueno. Da la casualidad de que escribí la película en Francia coincidiendo con las manifestaciones tremendas organizadas por la ultraderecha y la Iglesia contra el matrimonio gay. Entonces, también me di cuenta de que los políticos franceses defendían muy mal el matrimonio gay. No tenían argumentos. También me di cuenta de que era muy difícil. Y pensé: "Voy a hacer una película de carácter político, digamos. Donde justamente voy a ofrecer argumentos a esta gente que está en contra para explicarles que no es tan fácil. La sexualidad. La identidad. Saber lo que uno es. Todo es muy complicado".

    Haces un cameo en la película. ¿Lo tenías planeado desde un principio?

    Pensé que fuera de Francia nadie me reconocería. Y todo el mundo me reconoce (Risas). Estaba gordo, no me había afeitado... En Potiche, mujeres al poder (2010) también tenía un cameo con Sergi López. Y era muy gracioso. Así que pensé: "En esta, también tengo que hacer uno". Pero era un papel de pervertido. Y como todo el mundo me llama "El pervertido", no me quedaba más remedio que hacerlo. Pero yo no soy actor. Contratamos a uno e hicimos la escena dos veces: una con el actor y una conmigo. Llegué al montaje y la montadora me insistió en que la escena estaba mucho mejor conmigo. Después hablé con Romain [Duris] y le pregunté: "¿Por qué [la escena] te sale mejor conmigo que con el actor, que es un profesional?". Y él me contestó: "Porque tú me metes la mano hasta aquí, bien metida" (Risas).

    ¿Cómo has reflejado el 'qué pensarán los demás' en materia de identidad sexual?

    La mirada de los otros siempre es un momento importante. Desde el momento en que eres diferente, el  componente social está ahí. Y por eso, en medio de la película, me interesaba mucho meter esta escena en el bar gay. Al principio, literalmente, Virginia no se atreve a salir de la calle. Por el "qué dirán", por el "me van a mirar"... Pero en esta escena es la primera vez que nadie la mira. Nadie se fija si es diferente o no. Y esto para mí era muy, muy importante: que podían ser felices tranquilamente.

    El sexo pesa muchísimo en tu obra. ¿Lo es todo para ti?

    No sé si es lo más importante, pero sí que es muy importante. Porque el sexo también es la identidad. Sabes quién eres a través del sexo. Y como realizador, me interesa mucho rodar escenas de sexo. Requieren un encuadre muy especial: qué debes mostrar, qué se queda fuera de campo, hasta dónde llegas y dónde paras... Y los intérpretes tienen mucho que ver en esto. Desde luego, me interesa. La escena donde Claire y David/Virginia hacen el amor me resulta interesante para saber qué crea en el espectador... Si el espectador siente un rechazo o no. Porque en todas las películas pornográficas, casi siempre hay una escena protagonizada por dos chicas. Y eso excita al espectador heterosexual. Así que yo quería saber si esta escena también podía llegar a excitar al espectador.

    ¿Te gusta el porno?

    Es un poco aburrido. Depende para qué. Puede ser muy útil cuando estás solo en un hotel. Lo reconozco.

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