Mistress America de Noah Baumbach
En la cresta de una creatividad reforzada por su relación, dentro y fuera del pantalla, con Greta Gerwig, el neoyorquino entrega acaso su obra más libre y refinada, la más cómoda en sus ambiciones. El aparente naturalismo de una comedia neoyorquina da paso a la reactualización de la screwball comedy, y al igual que con Frances Ha y Mientras seamos jóvenes –esta la rodó en medio–, el filme acaba conquistando momentos memorables en su abierto proceso de destripar los clichés y complejos de la comedia moderna. (Carlos Reviriego)