Qué díficil es ser un Dios de Aleksei German
Durante 13 años Aleksei German batalló con la adaptación de la novela de ciencia-ficción homónima firmada por los hermanos Arkadi y Boris Strugatski hasta que en 2013, tras su muerte, su hijo le tomó el relevo y concluyó este filme, odisea y lodazal, sacudida estética y ética en todos los sentidos, que nos envía a un planeta döppelganger de la Tierra llamado Arkanar, calco de una Edad Media monocroma y reflejo de la faz más abyecta del humano. Si hay una película-gimnasia del año, es ésta. (Paula Aranzazu)