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    Entrevista a Margarethe von Trotta ('El mundo abandonado'): "En todas mis películas hablo de mi vida"

    La última cinta de la directora de 'Hannah Arendt' y 'La calle de las rosas' llega a los cines españoles el próximo 1 de enero.

    El mundo abandonado, la última película de Margarethe von Trotta, explora las relaciones familiares y el peso de los secretos. La directora alemana parte de su propia experiencia personal para contar la historia de Sophie (Katja Riemann) y Evelyn (Barbara Sukowa), dos cantantes que desvelarán los secretos de su vida tras conocerse.

    Con motivo de su estreno, hemos hablado con von Trotta, una figura emblemática de la corriente del nuevo cine alemán de los 70, que ha recibido diversos galardones por sus obras, como el León de Oro y el Premio David de Donatello.

    Barbara Sukowa y Katja Riemann son sus actrices fetiches y, por primera vez, protagonizan juntas una de sus películas. ¿Cómo ha sido trabajar con ambas?

    Ha sido fantástico. Las dos querían trabajar juntas, por lo que no fue mi idea. Si yo hubiese escogido dos estrellas podrían haber sido muy competitivas. Pero ellas se entendían bien y había muy buena atmósfera. Además, supieron encajar con sus personajes porque las dos son muy buenas actrices, y las buenas actrices aportan mucho de su propia personalidad y de su propia comprensión del mundo. Siempre es interesante lo que ellas ofrecen, aunque a veces es perfecto y otras no. Pero yo nunca digo "tienes que hacerlo así", no soy muy tiránica y siempre intento dejar libertad, sólo intervengo si algo está totalmente mal.

    Este es un film muy personal, pues se inspira en una vivencia suya, ya que tras la muerte de su madre descubrió que tenía una hermana quince años mayor. Precisamente por eso, ¿ha sido difícil tratar este tema?

    No, porque ha pasado mucho tiempo desde entonces. Me enteré de la existencia de mi hermana en 1979, así que esto ya ha pasado por mi cuerpo, por mi mente y por mi alma. Ya estaba lista para hablar de ello, pues fue hace trece años. Pero sí es verdad que en esta película hay muchos puntos que se relacionan con mi propia vida. Por ejemplo, rodé en Düsseldorf, la ciudad donde fui a la escuela, así que también regresé a mi infancia.

    ¿Lanza El mundo abandonado un mensaje crítico hacia la familia? No es la primera vez que habla de relaciones complicadas, secretos…

    Así es la vida, muchas familias tienen secretos. A veces tienes que mentir para no herir a los demás, otras veces es porque eres un mentiroso. Hay diferentes razones, por lo que no puedo juzgar. Yo sufrí las mentiras de mi madre y me hubiese gustado hablarlo con ella, porque fue una madre tan maravillosa… Ella sufría y podría haberla ayudado, pero no me dio esa oportunidad. Y eso fue terrible para mí.

    ¿Prefiere hacer este tipo de películas más personales o biográficas como Rosa Luxemburgo o Hannah Arendt?

    También mis películas históricas son personales, no es que no tengan nada que ver conmigo. En todas hablo de mi vida, pero si lo hiciese siempre y sólo hablase de mí sería muy aburrido. Por ejemplo, una de mis primeras películas, Locura de mujer, que habla de la relación de dos amigas, también era muy íntima. Así que, cada diez años puedo hacer una película más personal (risas).

    Sus trabajos siempre están protagonizados por mujeres, ¿sigue recibiendo críticas por no incluir un número similar de personajes masculinos?

    Todo el tiempo. Los críticos o los periodistas vienen y me preguntan al respecto. Entonces, yo respondo que si a los directores les preguntan por qué sus películas están protagonizadas por hombres y, cuando dicen que no, explico que entonces no tienen derecho a preguntármelo a mí. Es una locura, ¿dónde estamos? Nosotras también somos importantes. Además, en El mundo abandonado hay muchos hombres, salen sólo dos mujeres y cuatro hombres. Bueno, más o menos.

    ¿Cree que se ha avanzado en la industria cinematográfica en cuanto a la representación de la mujer y a su papel detrás de las cámaras?

    Sí, aunque todavía no logramos ganar el mismo dinero. Pero cada vez hay más mujeres y además se movilizan. En Alemania, por ejemplo, se han creado cuotas para jóvenes directoras y están luchando por sus derechos, para ganar lo mismo que los hombres.

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