La máscara de Michael Myers se ha convertido en uno de los iconos del cine de terror, ¿qué hubiese pasado si hubiese llevado otra careta? El director John Carpenter tuvo que sacar adelante la película con un presupuesto de 200.000 dólares y, entre todos los recortes que hizo, incluyó vestuario muy barato.
Lo que lleva el villano es, en realidad, una máscara del Capitán Kirk. Los responsables del vestuario la pintaron de blanco, le quitaron las patillas y le hicieron dos agujeros en los ojos para que el actor pudiese ver. El resultado ha pasado a la historia.