Mi cuenta
    ¿Por qué Almodóvar ganará la Palma de Oro con 'Julieta' (probablemente)?

    Crítica de la última película de Pedro Almodóvar, protagonizada por Emma Suárez, Adriana Ugarte, Inma Cuesta y Daniel Grao.

    De todas las virtudes que como cineasta tiene Pedro Almodóvar siempre me ha parecido la más interesante (y deslumbrante) su capacidad para la construcción de melodramas imposibles. Esa extrema sensibilidad que posee el realizador manchego para lograr acariciar con las puntas de las yemas fílmicas dramas aterradores protagonizados por personajes inconcebibles (una monja a la que un travesti contagia el SIDA, un enfermero que viola a una mujer en coma, un mad doctor que reconstruye a un hombre para que se parezca a su mujer desaparecida) y que lo haga emocionando de la manera más extrema. Una ecuación moral insalvable para cualquier otro cineasta que Almodóvar libra con la ligereza (y la simpatía) de un auténtico maestro de la narración (y, en consecuencia, de la puesta en escena).

    Liberado del éxtasis, a modo de purga, de quienes le reclamaban una y otra vez que volviera a la comedia -algo que se pagó con las duras críticas a Los amantes pasajeros-, Almodóvar regresa al drama de palo íntegro con Julieta, adaptando de forma libre un corpus de relatos de Alice Munro, de la que básicamente hereda su gusto por lo conciso, despojándose de cualquier tipo de aderezo que no afecte directamente a la narración principal. Película río construida a modo de flash-back superlativo -sólo el relato que transcurre dentro de un Talgo de largo recorrido ya es de ovación: toda una lección de cinefilia clásica que cruza el romance con el suicidio, el romanticismo desbocado de un breve encuentro con la fuga onírica de quién contempla a un ciervo correr a cámara lenta entre la bruma y la nieve- donde el cineasta regresa a terrenos de un realismo que nos retrotrae a sus dramas más literarios (e incomprendidos): La flor de mi secreto y Los abrazos rotos. El amor desbocado vuelve a ser el epicentro del relato, pero no tanto ya el amor de unos amantes imposibles (que también), sino el amor materno-filial: el como una hija aprende a ser madre para luego dejar de serlo o, mejor aún, el como una joven se convierte mujer por el camino del desgarro más absoluto. Y he ahí donde la sabiduría (más que la magia, que aunque la tenga, no se puede citar sin que pierda belleza la metáfora) de Almodóvar vuelve a rozar lo sublime. Julieta, por momentos, es la puesta en escena de una depresión, el caldo de cultivo para tanto melodrama cutre de sobremesa se convierte en manos del firmante de Hable con ella en una pieza que combina la tragedia íntima a lo Ingmar Bergman con el estilismo narrativo del François Truffaut de los años 70 (que el flash-back se construya bajo el diario escrito de la Julieta madura leído en off es otra de las maravillas de la cinta). 

    He hablado de realismo pero, claro, esta película, por más que hable de tragedias terrenales es sobre todo un ejercicio de romanticismo exacerbado. Porque para Almodóvar desde hace muchos años -¿Desde Carne trémula? ¿O quizás desde Todo sobre mi madre?- su realidad no es otra que la que habita en el cine. Es el deje definitivo de los grandes cineastas: aquellos que al encontrar su voz ya jamás regresan al mundo de los vivos. En las películas de Almodóvar sólo se habla como en las películas de Almodóvar de igual forma que en la literatura de Marcel Proust sólo existe la literatura de Marcel Proust (¿es acaso casualidad que el nombre de "Xoan" sea siempre pronunciado como "Swann"?). De ahí que tengamos que celebrar el tiempo perdido por Julieta -tan maravillosa cuando es Emma Suárez como cuando es Adriana Ugarte- porque en la representación de su reconstrucción como mujer ha quedado una película superlativa, que desborda belleza en su frágil retrato de cómo es imposible olvidar aquello que se ha amado y que tiene la delicadeza de abrir una puerta de esperanza allí dónde ya sólo parecía quedar el silencio más categórico.

    Cinco años después de presentar La piel que habito, Pedro Almodóvar volverá a la Croisette para competir en la sección oficial del Festival de Cannes, por quinta vez. ¿Será Julieta la primera Palma de Oro para el cineasta español? Ojalá.

    FBwhatsapp facebook Tweet
    Links relacionados
    Comentarios
    Back to Top