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    Entrevista a Robert Eggers y Anya Taylor-Joy ('La bruja'): "La audiencia necesita saber qué es realmente una bruja"

    El director americano debuta con su primera película dentro del género de terror este viernes 13 de mayo.

    La pasada edición del Festival de Sitges -celebrada en octubre del año pasado- arrancaba con una novedad dentro del género de terror: La bruja. Esta película constituye el primer trabajo como director de Robert Eggers y está protagonizada por Anya Taylor-Joy (Atlantis), quien interpreta a la hija de una familia de colonos cristiana que, tras una serie de sucesos paranormales, decide acusarla de brujería. La cinta transcurre en Nueva Inglaterra durante el siglo XVII y en SensaCine hemos tenido la oportunidad de entrevistar al director y a la protagonista para conocer más detalles acerca de la historia.

    ¿Cómo nació la idea principal de La bruja?

    Robert Eggers: Mi infancia transcurrió en Nueva Inglaterra y la historia de esta región siempre ha estado presente en mi conciencia, sobre todo durante mi niñez. Crecí en una zona rural caracterizada por sus antiguas casas en ruinas. En el colegio, siempre aprendíamos las mismas lecciones y estábamos tan obsesionados con las historias sobre brujas que siempre formaron parte de los juegos que imaginaba de niño. Los primeros sueños que puedo recordar son pesadillas relacionadas con las brujas, así que supongo que este es un tema que siempre me ha interesado. Mi idea era crear la típica historia de terror sobre brujas ambientada en Nueva Inglaterra, algo que llevase a la gente al pasado. Cómo si pudieras introducirte en la pesadilla de un puritano y hacer que la audiencia quede inmersa en ella.

    En la actualidad, las brujas son un icono que se acerca más a la comedia que al terror. ¿Cómo afecta a la película el significado de este simbolismo?

    R.E.: La mayoría de las pesadillas relacionadas con brujas que tuve cuando era pequeño se parecían al personaje de El mago de Oz. Esa bruja me daba miedo cuando tenía cuatro años y, aunque ahora mismo me parezca gracioso, es necesario mirar hacia atrás y recordar el período en el que las brujas eran asesinadas por ser distintas. Hay que comprender la visión que tenían de ellas. Pensaban que las brujas eran reales y, si observas la forma en la que las describían, entiendes el miedo que les provocaban. Incluso cuando observas las pinturas de Goethe y piensas: “¡Esa señora da miedo!”. Después te fijas en su cesta y ves que está llena de calaveras. En realidad, es muy oscuro; no es como Halloween.

    Anya Taylor-Joy: No es algo que se pueda tomar a la ligera...

    ¿Cómo fue el proceso de selección para encontrar a Anya?

    R.E.: Tuvimos un gran director de 'casting' en Inglaterra. La primera audición que vi fue la de Anya, y pensé que era demasiado bueno para ser cierto. Así que vi muchas más cintas de audiciones pero tenía claro que Anya era la única persona que podía interpretar el papel. Ella tiene una cualidad enigmática. Durante el rodaje, siempre intentaba comprender lo mejor posible a Thomasin, y eso me encantaba. Pero había algo en ella que la hacía distante, incluso cuando la cámara se dirigía hacia ella. Además, tiene mucha facilidad para los idiomas, y eso es bastante impresionante para una actriz que no ha recibido ninguna formación. Creo que hay muchos actores ingleses que se dedican al teatro clásico y a los que les gustaría tener la ventaja que ella tiene.

    Anya. ¿Cómo te documentaste para interpretar a tu personaje?

    A.T.J.: Esta es la primera película en la que participo y no sabía muy bien qué estaba haciendo, así que intentaba dar el máximo cada día. También debo decir que Robert me ayudó a darme cuenta de que los personajes son reales y, una vez que te introduces en ellos, todo es más fácil. Necesitas darte cuenta de que, una vez los hayas comprendido, puedes sentir todo lo que ellos sentirían y no creo que eso sea algo intelectual. Soy una persona muy instintiva y si tuviese que pensar todo el rato lo que estoy haciendo no sería una actuación honesta, no sería real ni auténtica. Así que simplemente pasé mucho tiempo con Thomasin. Hablaba con Robert sobre ella, pasaba tiempo con su familia y siempre la tenía en mente. Haciendo todas esas cosas fue mucho más fácil meterme en su cabeza.

    ¿Sentiste miedo durante el rodaje?

    A.T.J.: Para nada. El trabajo fue difícil. Todos trabajamos muy duro. Todos los detalles estaban en nuestra contra: los animales no son como los actores y los niños trabajaban muy poco tiempo en el rodaje. Pero era necesario que tuviéramos momentos de libertad. Teníamos que sentir que éramos una verdadera familia y nos queríamos. El tema es muy oscuro y nos habríamos vuelto locos si no nos hubiésemos divertido en los descansos. Necesitábamos divertimos durante la grabación.

    En tu primer trabajo como director, ¿cómo te documentaste para escribir el guion?

    R.E.: Esta historia en particular es una creación que nace de muchas cosas. Gran parte del diálogo está sacado de periódicos y distinta información de la época. Invertí mucho tiempo para tratar de entender cómo interpretar el verdadero acento inglés de entonces. Es un período muy interesante en la historia de la lengua inglesa porque la gente estaba realmente interesada en ella. Incluso los protestantes estaban interesados en el lenguaje debido al período de Reforma. En Nueva Inglaterra tradujeron las primeras biblias al inglés y para los puritanos era crucial, ya que era ilegal no enseñar a tus hijos a leer la palabra de Dios en inglés. La Biblia del rey Jacobo fue escrita de manera preciosa y cualquier persona, incluso un simple granjero, tenía en su cabeza un lenguaje maravilloso. Era como si alguien con un gran estatus social tuviera la voluntad de escribir y lo hiciera a través de una extraña poesía. Es realmente interesante.

    El tono de la película recuerda a otros títulos como El exorcista o The Lords of Salem, o incluso al cine de Roman Polanski. ¿Han sido estas tus principales referencias?

    R.E.: No veo muchas películas de miedo. Cuando era niño, veía las películas de miedo de Hammer y Universal pero, al igual que Freddy contra Jason, eran películas que me daban demasiado miedo. Creo realmente que, como sucede con el cine tradicional de autor europeo, el entorno es fundamental para crear películas con una atmósfera más terrorífica. Ese es el tipo de cosas en las que estoy interesado. Esto no quiere decir que no me guste, por ejemplo, El resplandor. Realmente no tenía en mente a Polanski aunque si es cierto que vi Macbeth hace una semana y había muchas cosas del filme que me encantaron y me hicieron emocionarme como si fuera un niño.

    Antes de participar en una película de terror, ¿ya te sentías atraída por este género?

    A.T.J.: No… y aquí estamos. La bruja es la primera película de terror que he visto en mi vida. Ha sido un verdadero viaje pero también ha sido muy divertido porque, después del rodaje, cuando llegue a casa, pensé: “He hecho una película de terror, así que ahora puedo con esto. Será divertido”. Vi El proyecto de la bruja de Blair y no dormí durante tres semanas. Pensé que ese era el final de mi relación con las películas de terror. No me gusta que me asusten y no es la misma sensación que se siente al hacer la película. Diría que para mi familia profesional no fue una película de terror, porque no elegimos muchas escenas de miedo. Estábamos algo alejados de esa idea. Como estábamos todo el rato comentando el rodaje, en realidad era más una película para combatir el miedo que una película sobre terror.

    ¿Tú también conseguiste alejarte del terror de la película?

    A.T.J.: Sí. Me distancié bastante. Es una historia que, para nosotros o para mí, refiriéndome a mi personaje y a mis experiencias personales, trata sobre una familia que se encuentra aislada y de cómo la paranoia y el miedo entran en sus mentes transformando todo en algo completamente sombrío. No sé, en el fondo es un tema divertido.

    Existen dos clases de películas sobre brujería: aquellas que son una metáfora del fanatismo y la paranoia y que no tienen ningún elemento sobrenatural, y las que se basan en seres malignos. ¿Tú intención era unir estos dos conceptos?

    R.E.: Creo que nunca he pensado en la película de esa manera, pero sí, por supuesto. Me parece que si vives en una sociedad llena de creyentes donde te dicen que “esto” es real, piensas: “¿Qué sistema fue el que creó esa realidad?”. Necesitamos darnos cuenta de que la paranoia y el miedo, incluso si se manifiestan de manera metafísica, son elementos que te harían escapar tan rápido como una bruja.

    ¿Hay algún motivo por el que decidiste no mostrar a la bruja al principio del filme y dejar toda prueba de su existencia para el final?

    R.E.: Los inversores (Risas). Yo quería decir era: “No tienes ni idea de lo que es una bruja y esta familia sí”. Todos esos puritanos, en realidad, no saben lo que es una bruja. La audiencia necesita saberlo.

    ¿Tuviste siempre claro cómo ibas a representar a la bruja, qué imagen querías representar?

    R.E.: Sí. Todos mis dibujos están basados en muchas cosas, desde la pintura de Goya hasta quién sabe. Encontramos una mujer que no tenía dientes y que se desnudaría para nosotros. Eso era lo que buscábamos.

    ¿Cómo de importante fue tratar el tema de la religión?

    R.E.: Era crucial porque Nueva Inglaterra fue fundada por personas con este tipo de creencias, así que necesitábamos mostrar cómo eran. No hubo ningún tipo de juicio crítico por mi parte. Quiero a la familia y yo no practicaría la religión de esa forma, pero puedo entender cómo funciona todo aquello. También se puede ver cómo un sistema dogmático que puede implosionar.

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