Las viñetas de los cómics de superhéroes están llenas de malvados aterradores, enemigos que le hacen la vida imposible al héroe de turno, y que con su inteligencia y falta de piedad tratan de destruir todo aquello que amamos. Hay muchos villanos de este estilo, en efecto, pero sólo hay un Joker.
La némesis de Batman debutó en 1940, y a partir de entonces fue poco a poco adquiriendo las características que le erigen como el peor villano de todos. Tal es su carisma, que el Príncipe Payaso del Crimen ha sido trasladado a la gran pantalla con resultados igualmente memorables, primero con los rasgos de Jack Nicholson en la película de Tim Burton, después interpretado por el fallecido Heath Ledger en El Caballero Oscuro y, ahora, Jared Leto es el encargado de tomar el relevo en Escuadrón suicida, que ya está en cines.
Con tantas versiones, podría suponerse que lo hemos visto todo sobre el personaje, pero nada más lejos de la realidad. El Joker, de hecho, ha protagonizado momentos tan terroríficos en las viñetas que nadie se ha atrevido aún a llevarlos a la gran pantalla y en SensaCine, vía Comic Book, te hemos hecho una lista de ellos. ¡Sigue leyendo!
Atacar a los ciudadanos de Gotham con una lluvia de cristal
DC Comics
La enloquecida mente del Joker siempre anda tramando nuevos planes para que el caos reine en Gotham, y una de sus ideas más escalofriantes se dio en Lovers and Madmen, de Michael Green y Denys Cowan. En este número, nuestro villano tenía la ocurrencia de desplegar una lluvia de pedazos de cristal sobre los ciudadanos, con un resultado muy sanguinario que no es probable -por suerte- que lleguemos a ver nunca en una pantalla de cine.
Despellejar vivo a un hombre
DC Comics
Siguiendo con las acciones más escabrosas del terrible payaso, en la novela gráfica Joker, de Brian Azzarello, la llegada del personaje a un mugriento club de 'strip-tease' tenía resultados inesperados. Y es que el Joker no sabía que allí trabajaba como bailarina su amada Harley Quinn, con lo que su reacción ante los piropos subidos de tono de uno de los clientes no se hacía esperar.
