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    Ruben Östlund ('The Square'): "Me gusta que me comparen con Haneke"

    El director sueco ganó la Palma de Oro en el último Cannes por esta provocación sobre el mundo del arte que se estrena hoy en salas.

    Ruben Östlund (Gotemburgo, Suecia, 1974) se ha convertido en uno de los principales nombres del cine de autor europeo después de haber ganado la Palma de Oro en el último Festival de Cannes con The Square, un trabajo de humor corrosivo que trata de dejar en evidencia las miserias de la clase media y alta a partir de una sátira del petulante mundo del arte contemporáneo.

    El cineasta sueco, cuya Fuerza mayor (2014) tuvo una respuesta entusiasta en el circuito, presentó también The Square en el pasado Festival de San Sebastián, donde lo entrevistó nuestro compañero Alejandro G. Calvo.

    ¿Cómo es ganar la Palma de Oro en el Festival de Cannes?

    Ruben Östlund– Realmente es algo fantástico. Cuando me recuerdo a mí mismo qué pasó en mayo este año, digo “oh, ganamos la Palma de Oro”. La prueba de ello es que todas las personas implicadas en la película están muy contentas. Así que como yo les veo contentos pienso, eh, esto es realmente bueno.

    Tú cine ha ido evolucionando, película a película, más hacia la comedia.

    RO– Lo importante para mí es que las películas entretengan. Aunque es cierto que tanto Fuerza mayor (2014) como The Square (2017) tiran más hacia lo cómico. 

    ¿Esta película habla un poco sobre la vergüenza?

    RO– Un poco. La vergüenza está conectada con el trato injusto a las personas. El final de la película está inspirado en un precioso poema sueco, trata sobre un hombre adulto que vuelve la vista a su infancia y recuerda cuando jugaba con sus muñecos. Un día su padre le da dinero y él decide comprarse más muñecos. De vuelta a casa ve a un chico pobre pero le ignora, concentrado en sus nuevos juguetes. Pero más tarde en casa se arrepiente y decide regalarle los juguetes al niño de la calle. Pero nunca llega a encontrarlo. El poema te está hablando de la vergüenza y de la injusticia. Y aquí la cultura educacional que tenga cada uno es clave.

    ¿Cuánto empatizas con tus personajes?

    RO– Creo que empatizo con ellos en toda la película. Considero que es muy importante para mí como director entender por qué los personajes hacen una cosa u otra, porque si no sería extraño. Es interesante conocer la situación, saber hasta dónde es posible llegar. Si quieres hacer una comedia, aunque sea extrema, como la mía, implica tomar decisiones arriesgadas. Y para ello es básico creer en los personajes. Si no estarías engañando a la audiencia.

    ¿Crees que, no solo en esta película sino en otras previas, describes el carácter europeo generalista a partir de tus personajes (todos ellos suecos)?

    RO– No puedo hablar por Europa. Mis personajes son suecos que viven en Suecia. No tengo ni idea de cómo es un checoslovaco o un esloveno.

    ¿Estás cansado de que te comparen con Michael Haneke?

    RO– No, no… creo que está bien. En Suecia me comparan más con Roy Andersson y eso sí que me cansa un poco más. Pienso: “¡Es una comparación demasiado fácil!”. Haneke, por el contrario, es un maestro y me gusta que me comparen con él. Aunque creo que yo tengo un sentido del humor del que Haneke carece. Cuando me comparan con Roy Anderson, de eso sí que estoy cansado. Digo venga vamos, es la manera más simple de ver mis películas, es una comparación equívoca. Pero creo que tengo muchas diferencias con el humor o la forma en que Hanneke hace comedia. Hay que aprovechar lo que hace, las series que hace y las cosas que bellas que hace también.

    ¿Tiene Haneke sentido del humor?

    RO– Bueno, ya sabes… Él es el primero que dice que Happy End (2017) es una comedia. Aunque creo que todavía nadie se ha reído con ella (risas).

    Un director ha de entender por qué los personajes hacen una cosa u otra. Es interesante conocer la situación, saber hasta dónde es posible llegar.

    Cuando estás escribiendo el guion o pensando la película ¿Qué es lo más importante para ti, el guion o la parte visual?

    RO– Son cosas muy diferentes, pero siempre intento que la película sea realmente visual. Siempre intento dar forma a algo visualmente interesante. Si ves la mayoría de películas que hay hoy en día, todas parecen iguales porque utilizan las mismas técnicas. En mi cine las imágenes están presentes de una forma muy marcada. Real y poderosa a la vez. Pero para mí siempre estarán detrás de las palabras. Porque lo que quieres contar, lo que realmente importa, es el texto. La imagen es algo secundario. 

    Bac Films

    ¿Las piezas artísticas y performance que vemos en 'The Square' de dónde salen?

    RO– Algunas las hicimos nosotros, como la sala de espejos. El resto eran instalaciones que compartimos del museo. A mí la verdad es que me encantan casi todas.

    A la hora de incomodar al espectador, ¿dónde marcas la línea para decidir hasta dónde llegar?

    RO– Todavía lo estoy buscando (Risas). En mi próxima película hay una escena fantástica que trata de cruceros de lujo en el Caribe con la gente más rica de Suecia - que es el 1% de la población- y el capitán, que es marxista, quiere vengarse de toda esa gente. Así que, cuando pasa cerca de Cuba, empieza a zarandear el barco y todos acaban vomitando por la borda. Va a ser muy divertido.

                 

                                                                                       [Entrevista realizada con la ayuda de Ana Lasso]

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