Cazadores de sombras. Ciudad de hueso (Harald Zwart, 2013)
Y del efecto Señor de los Anillos pasamos a la Crepúsculoxplotation, que aún se extiende hasta nuestros días. El formidable éxito de la saga de Edward y Bella -no sólo por su taquilla, sino también por la rentabilidad- fomentó que las grandes compañías vieran en la fantasía adolescente todo un filón. Una vez concluida la adaptación de los libros de Stephenie Meyer, no pasó ni un año antes del estreno de Cazadores de sombras. Ciudad de hueso, basada en el libro de Cassandra Clare.
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El film fue dirigido por Harald Zwart, y entre sus jóvenes actores destacaba Lily Collins, haciendo lo que podía en un film increíblemente descafeinado que, dado el culto de su versión original, no supuso la única vez que se quiso adaptar a la pantalla la obra de Clare. En 2016 Netflix estrenó la serie homónima, que alcanzó un gran éxito, pero la suerte de Cazadores de sombras en el cine está sentenciada por el momento.
Hermosas criaturas (Richard LaGravenesse, 2013)
Si los romances de Crepúsculo se desarrollaban entre vampiros y hombres lobo, y los de Cazadores de sombras entre ángeles -o algo así- era cuestión de tiempo que las brujas también se enamoraran. En ese sentido, Hermosas criaturas tenía un precedente en la saga de Harry Potter -otro fenómeno de enorme influencia-, pero la focalización de su argumento en el amor y sus impedimientos nos retrotraía inevitablemente a Stephanie Meyer.
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Con la diferencia de que, esta vez, el ser sobrenatural era ella, y el enamorado -Alden Ehrenreich, cuatro años antes de convertirse en Han Solo- un tipo normal y corriente que se metía en un tremebundo berenjenal. El cambio de roles, no obstante, no proveyó a Hermosas criaturas del suficiente atractivo, y los libros de Kami Garcia y Margaret Stohl no vieron nunca una continuación en el cine.
