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    'La forma del agua': Repasamos la carrera de Guillermo Del Toro en 7 claves

    Su último largometraje está nominado a 13 premios de la Academia, incluyendo Mejor Director, Mejor Película y Mejor Banda Sonora, entre otros.

    POR LO BIEN QUE HA ENTENDIDO ESPAÑA SIN SER ESPAÑOL

    Tras el descalabro de Mimic, Del Toro no tuvo más remedio que volver a México, pero Hollywood no tardaría en llamar a su puerta de nuevo. En lo que esta llamada llegaba, nuestro hombre se puso a escribir un guión que llamó la atención de Pedro Almodóvar, y tras aceptar sus sugerencias acabó ambientándolo en España y titulándolo El espinazo del diablo. Una película rotunda con la que consolidó su estilo, y que sin embargo sólo oficiaba de precuela ante lo que estaba por venir.

    En 2006 se estrenó El laberinto del fauno, muy probablemente su obra maestra, en la que no sólo demostró su arrojo al enfrentarse a un pasado tan complejo como el nuestro sin salir escaldado: también desarrolló un fascinante cuento de hadas que obtendría un gran éxito de público y crítica. Y no era para menos: esta especie de La vida es bella con monstruos hacía gala de una sensibilidad prácticamente inédita en el cine de Del Toro, y ganó 3 Oscars y varios Goya. Todos merecidísimos.

    PORQUE LE ENCANTAN LOS SUPERHÉROES

    Sí, lo habéis adivinado, Del Toro es un friki. Y como tal, pues sí, también le gustan los cómics. Sobre todo los de superhéroes, aunque quizá lo salido del Universo Cinematográfico de Marvel le parezca algo light; él es más de vampiros y de demonios venidos de otra dimensión perseguidos por nazis fanáticos. 

    Tras El espinazo del diablo, su gran regreso a Hollywood vino con Blade II, aunque la dirigió pensando en un pez más grande: Hellboy, la adaptación de los cómics de Black Horse desarrollados por Mike Mignola. Por hacer esta película rechazó Blade Trinity, Alien vs Predator y Harry Potter y el prisionero de Azkaban, que iría a parar a manos de su amigo Cuarón, pero sin duda mereció la pena. Hellboy, y su secuela El ejército dorado, siguen constituyendo a día de hoy dos auténticas rarezas del género, tanto por su humor socarrón como porque pocas veces se había visto efectos digitales tan bizarros.

    PORQUE DEBERÍA HABER DIRIGIDO 'EL HOBBIT'

    Y como El Hobbit, muchas otras películas que no llegaron a buen puerto. En el caso de la adaptación de J.R.R. Tolkien fans de todo el mundo se relamían pensando en lo que Del Toro podía hacer con un material así, pero la preproducción se alargó tanto y tuvo tantos problemas que nuestro hombre tuvo que limitarse a figurar como guionista, mientras Peter Jackson regresaba como director y tomaba decisiones muy cuestionables.

    Por otro lado, Del Toro es tan fan de H.P. Lovecraft que sabe pronunciar correctamente el nombre de "Ctulhu", y la serie de retrasos que ha ido sufriendo su adaptación de En las montañas de la locura supone otra gran oportunidad perdida. Y a éstas hay que añadirles una nueva versión de Van Helsing, de El planeta de los simios, de Godzilla, de Pinocho, de cuya obra original Del Toro cayó enamorado cuando era niño... Menos mal que, en estos años, nuestro hombre ha encontrado otras formas de divertirse.

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