· Personas fuera de su zona de confort
Si Annabelle: Creation reflejaba el drama familiar de los Mullins y The Conjuring sigue los casos del matrimonio de demonólogos Ed y Lorraine Warren -interpretados por Patrick Wilson y Vera Farmiga-, La monja comienza cuando un sacerdote con un pasado tortuoso y una novicia a punto de pronunciar sus votos perpetuos son enviados por el Vaticano a Rumanía para investigar la muerte de una joven monja en extrañas circunstancias. "Está ambientada en Rumanía en los 50 y trata sobre personas que se ven obligadas a salir de su zona de confort", nos explica Corin Hardy. "Una historia sobre peces fuera del agua, pero en un viaje hacia lo desconocido; la oscuridad y la lucha contra el mal para salvar el mundo". El nominado al Oscar Demián Bichir (Los odiosos ocho) hace del clérigo, el padre Burke, mientras que Taissa Farmiga, hermana pequeña de Vera Farmiga, interpreta a Irene.
· Influencias: de 'Narciso negro' a 'Castlevania'
Por cómo habla Hardy y por cómo enseña una Moleskine atiborrada de ilustraciones esbozadas y dibujadas a lápiz por él mismo, uno puede darse cuenta inmediatamente de su amor por lo clásico, las ilusiones, los trucos de cámara y los efectos prácticos, que recuerdan al trabajo desarrollado por Hammer Productions en las décadas de los 50, 60 y 70. "Tengo un pequeño taller en Inglaterra y me encantan los efectos, el atrezo, los 'souvenires' y los monstruos". De pequeño, pensaba que la animación 'stop motion' y las monstruosas creaciones de Ray Harryhausen (Furia de titanes) eran "como trucos de magia" y, cuando rondaba los 11 años, vio Alien, el octavo pasajero (1979), Posesión infernal (1981), Pesadilla en Elm Street (1984) y Terroríficamente muertos (1987). Quería sentirse como Víctor Frankenstein. "Me encantaba crear cosas y que cobrasen vida. 'Stop motion', plastilina, 'animatronics'... Estudié todo eso de niño e intenté reunir la mayor experiencia que pude. Y, en el fondo, nada ha cambiado desde que tenía 11 años".
La contratación del cineasta se cerró muy rápido, lo que hizo que el tiempo de preproducción se intensificara: viajar a Rumanía, encontrar las localizaciones, construir los sets... Sus dibujos representan personajes, lugares, escenas, atmósferas, criaturas, y hasta estados de ánimo. Pensaba en Narciso Negro (1947) de Powell y Pressburger, en El Exorcista (1973) de Friedkin y en Drácula de Bram Stoker (1992) de Coppola... A Dauberman y a Wan también les vinieron a la cabeza referencias como En busca del arca perdida (1981) de Spielberg, el libro El nombre de la rosa de Umberto Eco y hasta la serie de videojuegos Castlevania. "Es uno de mis [videojuegos] favoritos", desvela. "Sé que a James también le gusta, así que hablamos mucho de eso [...] Es muy divertido y educativo sentarte con él y hablar de la historia. Conoce su trabajo, tiene un montón de buenas ideas y es generoso con ellas. Y también está abierto a [escuchar] las de los demás".
· La culpa en Burke y la duda en Irene
Demián Bichir se mete en la piel del padre Burke, un hombre de fe de Filadelfia (EE.UU) que, por encargo de la Santa Sede, se traslada a Rumanía para indagar los verdaderos motivos detrás del aparente suicidio de la hermana Victoria (Charlotte Hope). Le acompaña en su misión la hermana Irene (Taissa Farmiga), que trabaja en un hospital infantil. Como sucedía con Jonathan Harker en su viaje de Inglaterra al castillo transilvano del conde Drácula, el periplo de esta extraña pareja será una aventura para encontrarse a sí mismos, y también para volver a una época remota; para retroceder en el tiempo. Del avión, pasarán al tren; del tren, al coche, y, finalmente, del coche, al carruaje de caballos.
"Todos y cada uno de los personajes de nuestra película, el padre Burke, la hermana Irene y Frenchie (Jonas Bloquet) -un aldeano local-, tienen asuntos que deben afrontar y superar", puntualiza el director. "La culpa juega un papel importante en Burke, y la duda juega un papel importante en Irene. Y la debilidad y la tentación, en el caso de Frenchie. Y esas debilidades constituirán su perdición o su victoria".
Aunque empieza hablando en español, Bichir cambia rápidamente al inglés para desembrollar las motivaciones y la personalidad de su personaje, acosado por sus propios demonios. "Todos cargamos con esos demonios de muchas y diferentes formas. Algunos de nosotros elegimos tratar y enfrentarnos con ellos, y otros los metemos dentro de un cajón, en tu corazón o en tu mente. Y eso probablemente no sea una buena idea, porque más adelante te darán caza". Burke "no lleva una vida fácil" pero, según su intérprete, es la vida "para la que ha sido llamado". "Él lo aceptó desde el primer día. Sabe que es su misión en este planeta, y [sabe] que probablemente morirá combatiendo demonios".
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