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    Almudena Carracedo: “Ojalá la gente sienta que ‘El silencio de otros’ no juzga el pasado, sino que es un espejo del presente”

    Junto a Robert Bahar, presenta un conmovedor estudio sobre las consecuencias de los horrores del franquismo, que llega hoy 16 de noviembre a las salas.

    “España no está sola en el mundo en lo que a pasado traumático se refiere, pero sí comienza a ser una anomalía su manera de enfrentarse a ello. En el acceso a la justicia, a la verdad. Otros países sin instituciones tan fuertes han avanzado mucho más en esta materia. Y, ¿ya no es hora de lidiar con todo esto y poder superarlo?”, se lamenta Almudena Carracedo, directora junto a Robert Bahar de El silencio de otros, un trabajo conmovedor que estudia las consecuencias en el siglo XXI de los horrores de la dictadura franquista. Desaparecidos, bebes robados, fusilamientos en masa y torturas, cuyos casos aún no han pasado por los juzgados.  

    El silencio de otros logró el Premio del Público en la sección Panorama de la Berlinale, y tras presentarse en el Festival de Sevilla llega hoy viernes 16 de noviembre a las salas comerciales españolas. Hablamos con Carracedo de este combativo documental que no duda en llamar las cosas por su nombre, y que recuerda que en nuestro país, a pesar de la llamada transición política hacia la democracia, aún quedan heridas por cerrar y sufrimiento por reparar.

    ‘El silencio de otros’ nace en 2010, imagino, con el arranque de la querella argentina. Cuéntanos cómo os involucrasteis en todo este proceso judicial y cómo acabasteis rodando la película.

    Almudena Carracedo – Empezamos a grabar en 2011. En 2010 estalló el escándalo de los niños robados y nosotros acabábamos de ser padres, por lo que estábamos muy sensibilizados con la situación y fue muy doloroso leer todo lo que había sucedido. Ahí fue cuando dije que esa tenía que ser nuestra próxima película. Decidimos mudarnos a España. Vivíamos en Nueva York hasta entonces, porque sentimos que era necesario. Y al ponernos ya en faena, nos encontramos con que la querella argentina estaba en marcha, y empezamos a asistir a las reuniones. El caso es que hasta 2012, la querella estaba paralizada, y a partir de ese momento se constituyó el movimiento ciudadano que retratamos en la película. Y a partir de ahí empezamos a seguir el desarrollo de la querella siempre teniendo en cuenta este punto de vista narrativo.

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    ‘El silencio de otros’ consigue ser muy diáfana narrativamente, a pesar de los temas tan complejos y espinosos que contáis, y a pesar de las muchísimas horas de material que seguro que habréis visionado.

    Almudena Carracedo – Para empezar, la querella nos proporcionaba un esqueleto potente, con una estructura narrativa dramática de ‘principio-mitad-final’, aunque no supiéramos lo que iba a suceder al final, claro. Sentíamos que era como un tren que avanza en la oscuridad, una metáfora visual que nos ayudaba a entender la estructura final de la película. Pero, como dices, contar esta historia tan compleja fue uno de los grandes retos. Estamos hablando de 80 años de historia, hay nueve personajes en la película, y no los confundes nunca, una querella internacional con un fundamento jurídico complejo, y un contexto que era muy importante. Es decir, sin el contexto, a la gente le cuesta empatizar con una historia, porque no entiende la lucha de estos personajes. Estuvimos un año y medio montando la película. Con muchos procesos, con mucho feedback de casi unas cien personas de todas partes del mundo, que nos han ayudado con sus ideas…

    Llama la atención precisamente el hecho de que ‘El silencio de otros’ pone en relación muchos temas que hemos leído en la prensa, y seguís el recorrido de cada uno de ellos, y a pesar de la maraña judicial conseguís que la cantidad no oculte la claridad del mensaje.

    Almudena Carracedo – Muchas personas nos dicen que sabían un poquito de cada cosa. Habían oído la historia de Billy, habían visto en televisión a Ascensión…, pero no entendían cómo todo estaba relacionado, no entendían el puzle hasta que vieron la película. El silencio de otros consigue crear ese paisaje para entender la situación en la que estamos ahora, la situación en la que se desenvuelven los personajes, que, es importante recordar que estamos hablando de personas reales, que podrían haber sido cualquiera de nosotros. Y sí, la película nace con esa voluntad de ser transparente, fácil de entender, con el objetivo de que no haya ningún obstáculo que te impida no involucrarte emocionalmente en la aventura de los protagonistas, que es una aventura de seis años en busca de justicia.

    La película nace con esa voluntad de ser transparente, con el objetivo de que no haya ningún obstáculo que te impida no involucrarte emocionalmente en la aventura de los protagonistas, que es una aventura de seis años en busca de justicia.

    ‘El silencio de otros’, de hecho, va en busca de los protagonistas de estas terribles historias que son consecuencia de la herencia franquista. ¿Siempre tuvisteis claro que el objetivo era poner rostro a estos dramas?

    Almudena Carracedo – Era importante poner rostro a esta cuestión. Muchas veces estamos acostumbrados, con una narrativa aprendida, de hay que olvidar, esto ha pasado ya hace mucho tiempo, o de números, y es importante poner un rostro al sufrimiento diario. Puede ser tu vecina y no lo sabes. Era importante salir del discurso mamado para centrarnos en el corazón de estas personas que luchan. Además, desde un punto de vista técnico, somos un equipo de dos siempre. Por tanto, se genera una intimidad muy bonita, porque cuando hablan con la cámara hablan conmigo, y hablan con el espectador. Y parte del éxito de la película creo que está ahí, en el tratamiento a través de los personajes, porque era muy importante ir más allá de la cuestión política. La película es sobre política, pero al final es sobre cómo afecta a las personas desde el punto de vista humanista. Ojalá la gente sienta que la película no juzga el pasado, sino que es un espejo del presente.

    Centráis buena parte de vuestros argumentos en las consecuencias de la implantación de la ley de amnistía, que amnistió a los presos políticos del franquismo, y que a la vez no ha permitido la investigación de crímenes cometidos por el bando franquista.

    Almudena Carracedo – La película está planteada en presente, aunque bucee en el pasado. El pasado nos ayuda a entender el presente y el contexto de nuestros personajes, y queremos exponer precisamente las consecuencias de esta ley de amnistía, creada originalmente para sacar a los presos políticos y cuyo artículo 2, que exonera de responsabilidad a cualquier funcionario que hubiera cometido acciones de intencionalidad política, más o menos, se ha utilizado para los médicos que han robado bebés, para todo. De hecho, la interpretación es muy peculiar. En Argentina, por ejemplo, también se implantó una ley de amnistía, pero ello no significaba que no se pudiera investigar y acabar en juicio. En España, hay casos en los que la ley de amnistía ni siquiera ha permitido investigar. Y esta situación de impunidad que disfrutan algunos personajes tiene su origen en esa ley. Nosotros no queremos juzgar si eso estuvo bien o mal, pero sí preguntarnos a qué se debe que en 2018 todavía siga habiendo miles de desaparecidos en las cunetas o que todavía haya miles de bebés robados.

    Nosotros no queremos juzgar si la ley de amnistía estuvo bien o mal, pero sí preguntarnos a qué se debe que en 2018 todavía siga habiendo miles de desaparecidos en las cunetas o que todavía haya miles de bebés robados.

    Insistes en que el documental no juzga, pero creo que en ‘El silencio de los otros’ ponéis los puntos sobre las íes de manera muy directa. Me refiero, por ejemplo, a mostrar imágenes del rey emérito Juan Carlos I al lado del dictador Francisco Franco, o a que recordáis que fue Franco quien designó como “heredero” al rey emérito. Son hechos históricos que están ahí, pero que los medios convencionales tratan de no enseñar demasiado.

    Almudena Carracedo – Hemos tratado a la Corona con todo el respeto, pero nuestro discurso quería insistir precisamente en la continuidad de ciertos cargos y de ciertas personas en las instituciones del Estado, y es indudable que el rey Juan Carlos I fue, digamos, puesto ahí por Franco, y que su hijo continúa en la institución monárquica. Y el origen está ahí. Había que hablar de la Corona, con respeto, pero también con valentía, porque también han sido partícipes de esa continuidad del legado franquista. El plano en que se ve en el balcón a Franco con Juan Carlos I, ¿cuántas veces lo has visto? ¿Verdad que muy pocas? ¡¡Buscamos por debajo de las piedras!! Ese plano abre muchos interrogantes: ¿por qué está tan ‘escondido’? ¿Por qué se omite esa verdad? ¿Por qué se ocultan esos planos? 

    ¿Cómo ha sido acompañar a las víctimas en este largo proceso judicial? Imagino que habréis vivido momentos muy duros.

    Almudena Carracedo – En estos seis años de rodaje creas una relación muy próxima, y se produce una transferencia emocional fuerte. Ha habido momentos muy duros y muy tristes. La muerte de María, por ejemplo. O la de Carlos. El montaje de la película lo hicimos tras su fallecimiento, y fue muy difícil, porque Carlos fue como un guía para nosotros. Emocionalmente ha sido muy duro, pero al mismo tiempo hemos sentidos momentos muy bonitos, repletos de satisfacción. Lloras con ellos, pero también estás con ellos en los momentos de triunfo, de éxito o de superación personal. Nuestra responsabilidad está ahora con ellos en el sentido de que la película llegue lo más lejos posible y ayude a conseguir a abrir esa brecha de conversación, de diálogo, de reflexión.

    Es cierto que en los últimos tiempos estamos viendo signos y gestos de extrema derecha, pero las películas, los memoriales y los productos culturales sirven para recordar el pasado para que no se vuelva a repetir.

    En el contexto actual, de posiciones encontradas y de indicios de negacionismo con los crímenes franquistas, ¿cuál es el propósito de ‘El silencio de otros’?

    Almudena Carracedo – Queremos plantear una conversación, sin crispación. La película toma posición, evidentemente, la cámara sigue las experiencias de estas personas en su sufrimiento diario y en su lucha diaria, pero no queremos juzgar. Somos un espejo. Nuestro objetivo es el de proponer una conversación que ayude a romper el muro de impunidad, que empiece poquito a poco a caerse. Hay gente joven que no ha vivido este conflicto, y que tampoco lo siente como propio o que no se siente partícipe de un pacto que no vivió, y que quiere saber. Y que quiere repensar dónde queremos estar. Es cierto que en los últimos tiempos las posiciones se están polarizando, estamos viendo signos y gestos de extrema derecha, pero las películas, los memoriales y los productos culturales sirven para recordar el pasado para que no se vuelva a repetir. No tengo la menor duda de que o comenzamos a estudiar nuestro pasado, con todas las consecuencias, en las escuelas, o estamos condenados a repetirlo.

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