Con solo tres películas en su haber, Koldo Serra se ha convertido en el artesano con mejor oficio del cine español. Un director que recupera con nervio la caligrafía visual de un montón de cineastas clásicos. El realizador vasco empezó rindiendo tributo a Sam Peckinpah y al Javier Elorrieta de La noche de la ira en la estupenda Bosque de sombras, un thriller rural con toques de terror protagonizado por Gary Oldman y Virginie Ledoyen que dio forma a una de las mejores operas primas de la pasada década. En Gernika, su segunda película, se atrevió con un drama bélico lleno de pequeñas sorpresas que llegaba a incluir una cita loca a En busca del arca perdida. Y ahora, en 70 binladens, se vuelve a poner el traje de artesano cinéfilo y algo freak para realizar un homenaje lleno de chispa a sus filmes de atracos favoritos. Una lista que está encabezada por Sábado trágico de Richard Fleischer, Tarde de perros de Sidney Lumet y La estanquera de Vallecas de Eloy de la Iglesia.
70 binladens, un título que hace referencia a como se denominan los billetes de 500 euros en el argot criminal (los llaman así por lo poco que se ven), se centra en el toma y daca psicológico que se establece entre dos atracadores desesperados, un heroinómano (Hugo Silva) y una mujer desfigurada (Nathalie Poza), y una enigmática mujer (Emma Suárez) que necesita 35.000 euros (los 70 binladens del título) para recuperar a su hija. Los testigos de este enfrentamiento, maquiavélico y subterráneo, son una excéntrica pareja de policías experta en negociaciones (unos divertidos Bárbara Goenaga y Daniel Pérez Prada).
Con unos medios modestos pero con una puesta en escena bien planificada y resultona que eleva el acabado y el look final de la producción, Serra consigue un thriller sólido lleno de giros de guion festivos que mantiene la tensión y el efecto sorpresa a lo largo de sus cien minutos de duración. La historia equilibra con éxito las tinieblas morales y la lucha de clases propias del cine americano de género de los setenta, con las verbenas de acción bis de los ochenta firmadas por artesanos yanquis como John Badham y Peter Hyams.
70 binladens, pese a su clasicismo y modestia, se erige como una rara avis dentro del cine español actual. Y es que los referentes que se manejan aquí y el uso que se hace de ellos son únicos. Quizás esa es la razón por la que Serra, que se ha refugiado en la televisión para ganarse el sustento, solo haya realizado tres películas en quince años. Su neoclasicismo y su cinefilia son rompedores en la España de las comedias románticas recalentadas que echan mano del humor autonómico.
