Este viernes 19 de julio llega a las salas españolas Bosque maldito, el terrorífico debut tras las cámaras del joven realizador irlandés Lee Cronin. El director ha charlado con SensaCine para contarnos cómo ha sido su primera experiencia tras las cámaras con un largometraje que hará las delicias de los más acérrimos al género.
¿Qué tienen los bosques que tanto nos asustan?
Lee Cronin- Creo que es el misterio que puede habitar en su interior, entre esos árboles. Son bonitos y por ello te atraen, pero también hay una oscuridad ahí mismo. Entonces, estamos hablando de unos lugares muy intrigantes sin lugar a dudas.
La película juega con la idea de hacer dudar al espectador si lo que está viendo en pantalla es real o sólo está en la mente de la protagonista…
LC- Esa ambigüedad, de si lo que sucede es real o no, me ayuda a crear misterio. Cuando estaba trabajando en el guión sabía que eso iba a ser necesario, en cuanto a dar el enfoque desde la perspectiva de la madre: su viaje interior y su historia. Cuando estaba seguro de cuál era su psicología, conseguiría introducir el horror en los términos adecuados. Pero siempre pensaba primero en el personaje, antes que en los elementos externos.
Festival Films
Algunos directores dicen que odian trabajar con niños, pero tú has elegido al pequeño James Quinn Markey como protagonista de tu primer largometraje. ¿Cómo ha sido esta experiencia?
LC- Ha sido fantástico, pero también terrorífico. Durante el proceso de selección y las audiciones todavía no sabes cómo ese joven actor va. Trabajar cuando esté en el set rodeado de tantas luces y maquinaria. Aunque James había hecho algunas cosas pequeñas, esta era su primera película y tenía que estar en el plató todos los días. Creo que cuando haces un casting de niños estás, más bien, haciendo casting de los padres: primero construyes una relación con ellos, porque son tu primera vía de comunicación con los chicos. Pero en el caso de James, olvidamos todos esos miedos y todo fue rodado. Al trabajar con actores jóvenes, a veces, tienes dudas sobre como encajarlos, pero él tiene muchísimos registros y una complejidad interior que iba creciendo a medida que avanzaban los días de trabajo.
Bosque maldito también tiene una fuerte carga dramática. ¿Qué haces tras las cámaras para nivelar ambos géneros?
LC- Sí, el dilema era cómo llevar esos detalles del guión a la gran pantalla. Fue en la sala de montaje donde encontramos el equilibrio justo de ambos géneros. Algunas ediciones previas de la película derivaban demasiado hacia el terror. Pero mientras trabajábamos y más con los cortes de la película apareció la necesidad de hacer el drama del personaje de la madre a la que interpreta Seana Kersla mucho más palpable. Cuando tuvimos todo el material, tuvimos que vivir día a día con el montaje, para tomar decisiones y enfocar el relato de distintas maneras.
En Bosque maldito has huido del cliché en el cine de terror de utilizar el susto fácil…
LC- Pienso que uno debe ser lo más honesto con el material y las ideas que tiene. No creo que haya que recurrir al susto fácil y se puede aterrar al espectador de distintas maneras. En ‘Bosque maldito’ quería centrarme mucho en las circunstancias domésticas, para usar esos elementos familiares con el objetivo de crear tensión. Con cosas como los dos sentados a la mesa o la madre observando al niño… Esos elementos nos ayudaban a crear tensión. Con esa visión un poco estrafalaria de la realidad, dar miedo al público.
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¿Fue complicado meter elementos del folclore irlandés en una cinta de terror orientada a un público universal?
LC- Es una buena pregunta. Sí lo fue, porque no quería hacer una película llena de folclore irlandés para un público irlandés. Yo quería ir más allá. Fue todo un reto trazar todas las líneas argumentales y saber que aspectos o no incluir. Hay una versión de la película en la que había un personaje que advertía a la protagonista sobre los peligros de ir al bosque, pero yo no quería centrarme en esa mitología irlandesa. Yo quería decir con mi narración: “los monstruos aquí existen, pero no vamos a daros un manual para seguir la película”. Para este tipo de historia, necesitaba otro tipo de enfoque más universal.
¿Qué te aterraba a ti a la edad del pequeño protagonista de Bosque maldito?
LC- No me gustaban nada las arañas. Recuerdo cuando era muy niño, que al fondo del jardín de mi casa había sitios muy misteriosos que recorría durante el verano. Era un lugar plagado de árboles y arbustos, un sitio que te atrapaba con la oscuridad que se ocultaba tras toda esa naturaleza. También recuerdo que me daba mucho miedo Cazafantasmas (risas), a pesar de que era muy fan de la película.
La fotografía y el acabado visual son, también, muy importantes para tu relato, ¿cierto?
LC- Sí lo es. Fue un proceso de preparación muy costos. Yo trabajé antes dirigiendo publicidad y fue allí donde aprendí la construcción narrativa a través del cuidado de la imagen. Primero hay que preparar tu visión bien y luego trabajar constantemente con tu equipo, recordándoles constantemente a tu equipo tu visión. Teníamos una escala de color muy definida y cada departamento le dábamos dos líneas y decíamos: “entre esa dos líneas está nuestro espacio de trabajo visual”. No podíamos salirnos de ahí, lo cual, como te digo, implica mucho trabajo previo y mucho control positivo sobre la idea.
¿Tienes nuevos proyectos en mente?
LC- Sí muchas cosas… ¡Demasiadas cosas! Tengo un guión que está bastante desarrollado: es un proyecto que se llama Bones Box. También estoy trabajando en una serie de televisión, pero esta vez sólo como guionista, y además de otros proyectos secretos de los que no te puedo contar absolutamente nada.
