El Camino. Una película de Breaking Bad llegó para dar respuesta a todos los fans que se preguntaban qué había pasado con Jesse Pinkman después de que terminase su cautiverio. Se estrenó el pasado 11 de octubre en Netflix y Alejandro G. Calvo, 'publisher' y crítico de SensaCine, ha tenido tiempo de asimilarla y analizarla en formato de vídeocrítica.
"Es la película que Vince Gilligan ha querido dar a los fans, lo cual me parece maravilloso. Se ha dicho mucho que parece un capítulo largo, pero yo creo que se defiende por sí sola", defiende G. Calvo, "Me ha gustado particularmente porque mantiene tres de las cosas que mejor funcionaban en Breaking Bad".
De este modo, defiende los tres aspectos que la película mantiene respecto a la ficción televisiva: "La primera sería el uso de la paradoja como arma definitoria de los personajes. [...] Son personajes aparentemente contradictorios que acaban funcionando como héroes o antihéroes casi en contra de su voluntad". El mejor ejemplo es Walter White, un profesor de química que termina convertido en la peor de tus pesadillas.
La segunda tiene que ver con el modo en que Gilligan desarrolla las acciones de sus personajes. "Una de las virtudes más notorias de Breaking Bad se consideraba, a nivel narrativo, en rodear las acciones principales de la película. Cómo para llegar a un sitio, antes tienen que ir por distintos vericuetos que muchas veces no llegan a ninguna parte".
Por último, G. Calvo defiende ese tono pausado que representa a la perfección el episodio 'La mosca': "El tercer aspecto es el uso de los tiempos muertos y la violencia explícita. A lo largo de toda la serie se producían episodios donde no pasaba nada o grandes trozos donde no ocurría nada. Plantear una narrativa en la que la tonalidad es el factor predominante para que, cuando llegue algo, te impacte y es casi una hipertrofia violenta".
