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    Louise Archambault ('Y llovieron pájaros'): "Nos olvidamos de lo que es la belleza real. Es el deseo y tocar y sentir y da igual la edad y el cuerpo"

    Hablamos con la directora en la 68ª edición del Festival de San Sebastián sobre su último proyecto cinematográfico. El filme se estrena en cines este viernes, 5 de marzo.

    Fue en el año 2005 cuando Louise Archambault se puso manos a la obra con su debut cinematográfico. A Familia, la historia de un grupo de madres e hijas, le siguió, en 2013, la película Gabrielle; la cual hizo que su apellido empezase a sonar familiar. Ahora, después de la dirección de unos cuantos episodios televisivos, la realizadora canadiense ha vuelto a colocarse detrás de una producción cinematográfica en su nuevo trabajo. Y llovieron pájaros se estrena este viernes, 5 de marzo, en cines. El filme, que iba a llegar a la cartelera de nuestro país el año pasado, fue una de las películas que se vio afectada por la crisis del coronavirus. Ahora, un año después, por fin ha llegado su momento. 

    Basada en la novela homónima de Jocelyn Saucier, Y llovieron pájaros cuenta la historia de tres ancianos ermitaños que viven solos en un bosque, alejados del resto del mundo. Su tranquilidad se ve sacudida cuando una mujer que ha pasado toda su vida institucionalizada llega a su exclusiva comunidad. Todo con una serie de incendios que amenazan a la región de fondo. 

    Y llovieron pájaros formó parte de la Sección Oficial de la 68ª edición del Festival de San Sebastián. Allí hablamos con Archambault sobre la naturaleza, lo deprisa que vivimos en la actualidad, la belleza real y terceras oportunidades.

    ¿Qué te atrajo de la novela de Jocelyn Saucier para querer llevarla a la gran pantalla?

    Cuando leí la novela, me tocó mucho la historia y la temática. Después la dejé a un lado. Seguí con mi vida. Tras unos meses, esa historia y esos personajes se quedaron conmigo y tenía imágenes de ellos. Entonces decidí conocer a la autora, que vive a nueve horas de donde yo vivo. Yo vivo en la ciudad y ella vive en lo más profundo del bosque. Ella estaba en la ciudad por una feria de libros. Así que, ese fue el punto de partida. Esa historia era exuberante. Quería compartirla con otra gente. Podría haber hecho un haiku o un cuadro y hubiese sido más barato. Al mismo tiempo, mientras escribía el guion pensé: “Tengo que encontrar dinero para esta película y… ¿quién va a invertir dinero en una historia de gente en un bosque?”. Sentí eso. Sentí que tenía que compartir esa historia.

    Estamos acostumbrados a ver escenas de sexo entre jóvenes, pero no ancianos. ¿Crees que vivimos en una dictadura de la belleza?

    Eso creo. Nos olvidamos de lo que es la belleza real. La belleza real es el deseo y tocar y sentir y da igual la edad y el cuerpo y la situación. Mucha gente me dice: “Es una escena de sexo muy larga”. No es más larga que las de algunas películas americanas, pero en las películas americanas, en general, es duro y apasionado y tenso. Pero nos olvidamos de tomarnos el tiempo de mirarnos los unos a los otros, de tocarnos, de sentirnos, de la sensualidad. Quizá tenemos más verdad en ese momento que ir en plan: ¡Pasión. Sudor!”. Creo que es algo que parece más real y a lo que no estamos acostumbrados. Quería magnificar esos personajes y esos cuerpos con la luz y todo. Le decía a mi actor Gilbert Sicotte, que tiene 70 años... Le dije que quería convertirle en el próximo 'sex symbol' de Quebec de finales de 2019. Nos reímos de eso. Cuando era joven hice pintura con modelo en vivo y terminas viendo la belleza en todos los cuerpos. Nos olvidamos que la diversidad puede ser tan interesante y normal. Simplemente normal. Para Andrée Lachapelle fue su primera escena de sexo en el cine, a su edad.

    Ahora que vivimos en una sociedad en la que todo va muy rápido, ¿crees que una mirada como la de la película, de volver a la naturaleza, puede ayudarnos a ver las cosas de forma diferente?

    No sé si una película puede hacer eso. Puede que parar el tiempo un poco y mirarnos los unos a los otros en lugar de publicar -me incluyo a mí misma- y mirar las redes sociales sería algo bueno. Apreciar la belleza de las cosas más simples, de las cosas reales. En ese bosque tuvimos algunos momentos… Como cuando Tom canta ‘Amazing Grace’. Esos momentos nos tocaban mucho porque era muy temprano y donde rodábamos no había electricidad, no había interferencias, y él cantando era como un altavoz y se te metía dentro de ti. La belleza de esa luz, de la naturaleza, del olor… Y estar juntos, fue mejor que la propia película.

    Volviendo a tu pregunta, no tengo respuesta, pero tener tiempo de estar los unos con los otros, ya sea en el bosque, en la playa, donde sea; estoy segura de que puede ayudar para ser mejores con nosotros mismos. Vivimos en una sociedad tan ansiosa, sin querer perdernos nada… Pensamos demasiado en el mañana, en lo que va a ocurrir.

    Su película habla mucho sobre las segundas oportunidad. ¿Crees en ellas?

    Sí. Si no fuese así no hubiese hecho esta película. Trata sobre segundas y hasta terceras oportunidades. El personaje de Charlie tenía su vida, fue diagnosticado con cáncer y amaba el bosque y decidió irse y morir allí. Quince años después sigue con vida. Lleva 15 años viviendo en el bosque y entonces aparece Marie-Desneige. Y esa es la tercera oportunidad. Nunca pensó en intimar con una mujer a su edad y su situación. Trata sobre oportunidades y, espero, que no sea sobre segundas oportunidades a los 75 años. Que sean segundas oportunidades a cualquier edad. Y trata sobre confiar. A veces es confiar, pero otras abrir la puerta. También nos comparamos mucho. Incluso lo hacemos mucho más ahora con las redes sociales. Publicamos cuando va todo bien. Solo cosas positivas. Eso nos da estrés. La vida es felicidad, pero no siempre está presente las 24 horas. Son momentos. Nos olvidamos de eso.

    ¿Cómo de fiel fuiste a la hora de adaptar esta historia? ¿Cómo se involucró en el proyecto la autora del libro?

    La autora del libro me dio carta blanca. Quería honrar su historia. Tuvimos muchas discusiones antes de ponerme a escribir. Me habló sobre cómo se documentó para la parte del bosque y también del personaje de Marie-Desneige. Ella está basada en su tía. Quería darle dignidad a esa gente que experimenta ese tipo de tratamientos. Después cambié algunas cosas. Sabía la temática y el corazón de la historia. En una película tienes unas horas determinadas para contar una historia, así que tuve que tomar algunas decisiones para conseguir el arco dramático más completo para todos los personajes. Fue un reto. Especialmente porque tienes una película con diferentes tipos de arte: tienes pintura, fotografía, se habla de la memoria colectiva y tienes la historia central. ¿Cómo conectas todo eso haciendo un todo y no un ‘collage’? Y luego, aunque en el libro pasan las estaciones, yo decidí que todo ocurriese en tres meses. Al inicio tienes ese ritual de los ermitaños bañándose, pero eso no está en la novela. Cuando Marie-Desneige aprende a nadar tampoco está en la novela, pero para mí era una forma de contar que está aprendiendo y evolucionado en su nueva vida. También hice algunas fusiones. Steve, por ejemplo, es la fusión de dos personajes. Tom está muy poco dibujado en el libro. La fotógrafa es más mayor y no sabemos mucho sobre su vida. Decidí que fuese más joven y que estuviese más involucrada en la historia.

    En los festivales de cine siempre hay cierta controversia con las películas producidas por plataformas. ¿Qué opinas sobre la presencia de proyectos de Netflix?

    Estamos en un periodo de cambios, por lo que es difícil decir: “Oh. Eso es lo que deberíamos hacer o no”. Estamos experimentando ese cambio. Una buena historia es una buena historia y es importante tener la oportunidad de verla. Por ejemplo, vi Roma y fue producida por Netflix, pero la vi en una pantalla grande. Eso es algo bueno. Pero, de nuevo, puede que Alfonso Cuarón no tuviese el dinero suficiente para hacer esa película y necesitase 108 días para rodar. Yo solo tuve 25. Le dieron la posibilidad de contar esa historia y es una preciosa. Probablemente haya que organizar algunas normas y adaptarnos. Pero una cosa que no quiero perder es la oportunidad de ver buenas historias y que se mtantenga el cine. Porque no es lo mismo ver, para mí, una película en una pantalla grande que no hacerlo. Ya sea por la compañía, la forma en la que el sonido y las imágenes te hacen sumergirte... Creo que es una de mis cosas favoritas del mundo: Ir al cine, que la luz se apague y que todo sea posible. Es bastante increíble.

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