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    Los mejores momentos de las películas Pixar, y los que más nos han hecho llorar

    Aprovechamos el reciente estreno de 'Soul' en Disney+ para recopilar algunas de nuestras escenas favoritas de los largometrajes del estudio, y esas que más nos han conmovido.

    El pasado 25 de diciembre llegaba a Disney+ Soul, la última creación animada de Pixar. Al igual que ha ocurrido con decenas de títulos, la pandemia, provocada por la Covid-19, nos ha privado de poder disfrutar en pantalla grande de una de las joyas de este final de año, que sin duda recordaremos hasta el fin de nuestros días. Por fortuna, el estudio no ha querido privarnos de su nuevo largometraje y, como ya hiciera con la versión de acción real de Mulán, ha considerado que lo más acertado era estrenarla en su plataforma de 'streaming', como regalo de Papá Noel. ¡Y vaya regalo!

    Pixar vuelve a hacer de las suyas, y eso significa que la cinta de Pete DocterKemp Powers se cuela directamente en lo más profundo de tu ser para remover tus pensamientos, y hacer que te replantees una serie de cuestiones trascendentales, que quizá nunca antes te habías preguntado: ¿eres feliz con la vida que has "elegido"? ¿Cómo quieres que te recuerden cuando ya no estés en este mundo? ¿Por qué actúas de determinada manera ante algunas situaciones de tu día a día? A partir de estas premisas, y con Joe Gardner -un profesor de jazz que sueña con convertirse en músico profesional y subirse a los escenarios- como eje central, Soul nos traslada hasta el Más Atrás, el lugar donde nuestras almas toman forma, y adquieren la personalidad y las habilidades que luego desarrollaremos durante nuestro paso por la Tierra. Y la antítesis del Más Allá, el lugar al que Joe no está dispuesto a viajar, porque cree que aún tiene mucho que aportar al mundo.

    Seguro que ya te has dado cuenta de que en SensaCine somos unos fans empedernidos de todas las creaciones de Pixar, por eso, y aprovechando el estreno de Soul, hemos querido elaborar un breve recopilatorio donde varios redactores de la web seleccionamos algunos de los mejores momentos, y esos que más nos han hecho llorar, de las películas de la factoría. Coco, Del Revés, Wall·E, Buscando a Nemo, Toy Story 3, Los Increíbles 2.... Si no las has visto todas, ¡cuidado porque los textos contienen algún que otro SPOILER! ¿Cuáles son tus escenas favoritas de las películas de Pixar? ¿Qué momento es el que más te ha encogido el corazón?

    'Soul': ¿Dónde están los 'easter eggs' de Pixar en la nueva película?

    A la espera de ver qué nos ha preparado Pixar con Soul, no me corto en afirmar que -junto a Toy Story 3Del revés (Inside Out) es la película más redonda de la compañía. Expertos en dotar de vida a seres inanimados, esta vez van más allá y consiguen crear a unos deliciosos personajes que representan las diferentes emociones humanas que tiene una niña preadolescente. Y lo hacen de una manera didáctica, divertida y entrañable.

    Repleta de escenas memorables, sin duda hay un momento en el que se me encogió el corazón en el cine de verano del Mar Menor donde me encontraba viéndola: la muerte de Bing Bong, el amigo imaginario de la protagonista Riley. Tras tomar el control Tristeza y realizar algunos cambios en los sentimientos de la joven (haciendo que la melancolía domine su vida), Alegría deberá ayudar a la joven para no caer en una depresión. En su viaje conocerá a este curioso personaje, un simpático tipo con trompa con el que deberá escapar del olvido, donde desaparecerán si se quedan mucho tiempo. Cuando Bing Bong se de cuenta de que los dos juntos no van a poder alcanzar su objetivo, decide sacrificarse y saltar con lo que la joven olvidará a su compañero de andadas infantil, que sólo existía en su imaginación. La magia de la partitura del músico Michael Giacchino (Up) pone el resto para una escena memorable. ¿Puede haber una manera más tierna y sobrecogedora de representar el paso de la niñez a la madurez? Yo creo que no.

    Tomás Andrés

    El principio de 'Up' 

    Desde que vi Toy Story por primera vez, con 11 años, supe que lo mío con Pixar iba a ser una relación de esas que duran toda la vida. Y aunque soy muy fan de la mayoría de las producciones del estudio, reconozco que hay algunas de ellas a las que les tengo un cariño muy especial. Una de estas marvillas que se ganó un rinconcito en mi corazón es Up. El décimo largometraje de la compañía llegaba a los cines españoles en a finales de julio de 2009. Lo recuerdo como si fuera ayer. Y creo que el inicio tan divertido y triste, al mismo tiempo, de la cinta de Pete Docter y Bob Peterson, fue el detonante de que Up se convirtiera en una de mis películas favoritas.

    Si la has visto seguro que lo recuerdas al dedillo, porque estoy, casi, segura de que te hizo echar alguna que otra lagrimilla, o al menos provocarte esa sensación, en la que tienes que pensar en otra cosa para no ponerte a llorar desconsoladamente. La película comienza presentándonos a Carl Fredricksen, un niño adorable que sueña con convertirse, algún día, en un explorador de la talla de su ídolo, Charles F. Muntz, y poder llegar algún día a las Cataratas Paraíso. Un día de camino a casa, Carl se cruza con la intrépida Ellie, una niña de su edad que desea poder trasladar su club de exploradores, nada más y nada menos que, a las mismísimas Cataratas Paraíso. A partir de este momento, Carl y Ellie se convierten en amigos inseparables, y más adelante en marido y mujer.

    Los siguientes minutos del filme, muestran la evolución de la relación de Carl y Ellie. Con sus momentos felices, como el día de su boda o mientras decoran su nuevo hogar, pero también con momentos dramáticos como el aborto de Ellie y la noticia de que nunca podrán ser papás. Después de este mazazo, con el que ya había gastado la mitad del paquete de pañuelos de papel, me pareció precioso cómo ambos sacan fuerzas para seguir adelante con sus vidas, y empiezan a ahorrar para poder viajar a las Cataratas Paraíso. Sin embargo, el destino tenía otros planes para ellos. Unos planes que se llevan a Ellie, tras sufrir una grave enfermedad. No me podía creer lo que estaba viendo en la pantalla; un momento que desde luego te hace pensar en lo efímeros que somos en esta vida. ¿Puede haber un momento más triste en la filmografía de Pixar?

    Lorena Vialás

    El principio de 'Buscando a Nemo'

    Muchos son los momentos tristes que nos han ido dejando las películas de Pixar a lo largo de los años y buen ejemplo de ellos es este especial, en el que ya se han recordado diversas escenas que consiguieron rompernos el corazón en mil pedazos. No nos vamos a engañar, el nivel está tan alto, que algunos momentos como al que los referimos en estas líneas acaban quedando en un segundo plano a pesar de ser profundamente descorazonadores. Sin embargo, el principio de Buscando a Nemo no podía faltar en la lista. ¿Cómo olvidar la pérdida de su mujer y todos sus futuros hijitos que sufría nuestro siempre adorado Marlin en los primeros instantes de la película?

    Como siempre ocurre cuando una desgracia tiene lugar al principio de una película, el suceso en cuestión, por triste que nos resulte, suele ser necesario para el desarrollo del resto de la historia, algo así como el detonante de la acción. No es exactamente lo que ocurre con Buscando a Nemo, porque el travieso pececillo quizá podría haberse perdido de todos modos, pero sí sienta las bases para el tipo de relación que mantienen padre e hijo, Marlin y Nemo, que sí es clave para el transcurso de los acontecimientos.

    Sea como fuere, si recapitulamos un poco y echamos la vista atrás hasta la escena en cuestión es fácil que vuelva a encogerse nuestro corazoncito al recordar a Coral y Marlin, recién llegados a su nuevo hogar en un arrecife, observando sus cientos de huevos a punto de eclosionar y pensando sobre sus nombres. Los sueños de la pareja de peces payaso rápidamente se ven quebrados por la llegada de una gran barracuda que devora a Coral y a todos los huevosmenos a uno. Marlin elige entonces el nombre que su amada había propuesto, Nemo, con quien se convertirá en un padre superprotector para el disgusto del pequeño pez. 

    Alicia P. Ferreirós

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    Cuando Andy entrega sus juguetes a Molly en 'Toy Story 3'{SubTitle}

    La tetralogía de Toy Story nos ha dejado momentos geniales. Pero si me tuviera quedar con el mejor, no tengo dudas de que elegiría el instante en el que Andy, ya convertido en un joven univeristario, decide que es el momento de deshacerse de sus juguetes favoritos de su infancia. Por supuesto, ni se le pasa por la cabeza meterlos en una bolsa y tirarlos a la basura. Andy sabe que a sus juguetes aún les queda mucha diversión por ofrecer y cree que lo mejor es que otro niño pueda disfrutar de tardes tan divertidas como las que él tuvo en compañía de Woody, Buzz, el Sr. Patata y el resto de la pandilla.

    Sin saber la aventura tan trepidante que habían vivido en la guardería Sunnyside, después de que, por un malentendido, fueran metidos en la caja para donar. Andy, quien en un principio había decidio guardar en el desvan a todos sus juguetes, para guardarlos como recuerdo, para frente a la casa de Molly, la pequeña protagonista de Toy Story 3, para regalarle esa caja con sus tesoros más preciados: sus juguetes de niño. Una escena muy tierna, en la que se te encoje el corazón al ver cómo Andy recuerda esos momentos de su infancia, tan felices, en los que su única preocupación era jugar, y empieza a ser consciente de que ahora empieza una nueva etapa en su vida. Una escena que, además, muestra a la perfección, la importancia de saber aceptar que todo tiene su momento.

    Lorena Vialás

    Cuando Barley consigue hablar con su padre fallecido en 'Onward'

    Creo que Onward no ha sido valorada lo suficiente, e incluso algunos lo han tachado de ser un producto más de la factoría Dreamworks que de Pixar. Sin embargo, para este que escribe es una de las mejores películas del año. Una fábula maravillosa sobre la importancia de tener una figura paternal que te ayude a encauzar tu vida.

    Valiéndose de figuras mitológicas -tales como las hadas y los centauros- el director Dan Scanlon (Monstruos University) nos traslada a un mundo donde la magia dejó de existir hace un tiempo. Ahora, dos hermanos Ian y Barley Lightfoot reciben un misterioso regalo de su padre fallecido: se trata de un cetro mágico con el que podrán resucitarle, aunque sólo sea por un día. Debido a un error en el proceso, no pueden completar el hechizo, por lo que se embarcarán en una aventura para lograrlo.

    El filme tiene uno de los tramos finales más maravillosos y emocionantes del cine de Pixar, cuando Ian -que deseaba conocer a su padre a toda costa- decide salvar a su hermano mayor de un dragón y que sea este último el que consiga despedirse de su padre. El momento en el que el primero ve a su hermano mayor -que le cuida y quiere como un padre- se funde en un abrazo con su progenitor ya es historia del cine de animación.

    Tomás Andrés

    Cuando Wall·e y Eve bailan en el espacio en 'WALL·E. Batallón de limpieza'

    Después de hacer Toy StoryMonstruos S.A. y Los Increíbles, va Pixar y nos planta WALL·E Batallón de limpieza, una película en la que el estudio demostró que se puede contar, de forma magistral, una historia centrando el foco en lo visual y con apenas algunas líneas de diálogo. Parece que, desde su estreno en 2008, este filme dirigido por Andrew Stanton se nos ha olvidado un poco tras devorar la cantidad de magníficos títulos que Pixar nos ha brindado. Y, curiosamente, WALL·E Batallón de limpieza no podía ser más actual.

    Ambientada en un futuro en el que el planeta Tierra ha sido evacuado por la acumulación de basura, WALL·E, un robot encargado de limpiar, es uno de los pocos supervivientes. Su vida cambia cuando conoce a EVA, una robot exploradora mucho más avanzada que él que busca una planta que podría permitir de nuevo la vida en la Tierra. Todo en esta película es maravilloso, pero si hay una escena que se ha convertido en una de mis favoritas, es esa en la que WALL·E y EVA bailan en el espacio. Y es precisamente esa danza por las estrellas lo que empieza a despertar a los obesos humanos que habitan refugiados en una nave. Todos ellos sentados en unas sillas móviles en las que son cebados con comida y en las que pasan las horas pegados a una pantalla. Ninguno camina porque ya no es necesario. Ninguno se preocupa por la persona que tienen a su lado porque es más fácil mirarse el ombligo.

    Es curioso que sean precisamente dos robots los que hagan que los humanos se den la mano por primera vez y que vuelvan a descubrir lo que es bailar. La danza de WALL·E y EVA es una escena muy simple, pero está tan llena de significado… En la vida real no vivimos recluidos en una nave, pero hemos experimentado un confinamiento. Tampoco nos desplazamos en sillas móviles, pero ¿cuánto tiempo pasamos sentados? Y, bueno, lo de las pantallas pegadas a la cara… Sin comentarios. Con lo fácil que es levantar la vista del móvil y ver las cosas tan alucinantes que nos rodean.

    Andrea Zamora

    'Soul' rinde tributo a un animador fallecido (que, en realidad, sale en todas las películas de Pixar)

    Cuando Riley se reencuentra con sus padres en 'Inside Out (Del Revés)'

    Inside Out fue un mazazo a mi conciencia más profunda. Después de joyas como Up o WALL•E, ya deberíamos estar acostumbrado a esto de que Pixar nos remueva todo por dentro, pero la cinta de Pete Docter de 2015 me pilló con la guardia baja. Y es que, ¿quién me iba a decir a mí que Del Revés -como se conoció en España- iba a cerrar alguna que otra rencilla de mi infancia y a terminar de conciliarme con mis padres?

    Yo veía cómo Riley iba dejando de ser una niña, rompía con su Isla de las payasadas y empezaba a llenarse de pensamientos azules y no hacía más que sufrir por ella. Pero, ¿cuántas malas noticias puede soportar esta muchacha? Pronto me di cuenta de que es algo por lo que hemos pasado todos y que nuestros padres fueron testigos de primera mano. En esa huida de Riley en la estación de autobuses no hacía más que verme a mí a las puertas de la pubertad, cerrando mi propia isla de las tonterías y rompiendo con la niñez. Por supuesto, Riley recapacita y ahí están sus padres esperándola con un gran abrazo para embarcarse juntos en una nueva etapa.

    Si esta no es la película más conmovedora y humana del estudio, que venga el mismísimo Luxo a decírmelo en persona.

    Sara Heredia

    Cuando Miguel le canta ‘Recuérdame’ a su abuela en 'Coco'

    Hay que aclarar que cualquier película de Pixar me saca la lagrimilla. Eso es así, son expertos en encogerme el corazón. Pero es que con Coco se coronaron. Es una película maravillosa y lacrimógena a partes iguales. Y, por eso, me parece una de las mejores creaciones de la compañía en los últimos años.

    En Coco conocemos a Miguel, un joven de 12 años que siente pasión por la música, pero que en su familia de zapateros está prohibida. Durante generaciones, los Rivera han considerado que la música está maldita desde que su tatarabuelo abandonó a su familia por ser músico. Pero Miguel no quiere abandonar su sueño de dedicar su vida a la guitarra, inspirándose en Ernesto de la Cruz, su artista favorito. Sin embargo, en el Día de los Muertos, se verá inmerso en una increíble aventura junto a su perro Dante, entrando en la Tierra de los Muertos. Allí conocerá a sus antepasados y, en este colorido mundo, descubrirá la importancia de la familia y las consecuencias de la muerte.

    Si durante toda la película te has estado aguantando la lágrima, te aviso que su escena final es un mazazo emocional y ya no podrás contenerte más. En ella -atención ‘SPOILERS’-, Miguel le canta a su bisabuela ‘Recuérdame’, la canción que le compuso su padre. Y la anciana, que no recordaba ni el nombre de su hija, comienza a cantar toda la letra acompañando a su bisnieto. Una escena preciosa que es la guinda perfecta para esta maravillosa cinta.

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