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    'Hasta el cielo': "Me lo curré mucho". Así se preparó Miguel Herrán el papel de Ángel, el protagonista

    La película de suspense de Daniel Calparsoro, también con Luis Tosar, continuará su historia en Netflix, esta vez como serie.

    Hasta el cielo, la última película de suspense de Daniel Calparsoro tras El aviso (2018) y El silencio de la ciudad blanca (2019), está disponible en los cines desde su estreno el 18 de diciembre. El filme, con Miguel Herrán (La Casa de Papel), Luis Tosar (Quien a hierro mata), Carolina Yuste (Carmen y Lola) y Asia Ortega (El Internado: Las Cumbres) en los papeles principales, incluso continuará su historia en Netflix, esta vez como serie. ¿Pero cómo se preparó Herrán para meterse en la piel de Ángel, el protagonista?

    Con guion del expero del género Jorge Guerricaechevarría (Celda 211, 30 monedas, Las leyes de la frontera) e inspirada en hechos reales, el 'thriller' se centra en la figura de Ángel (Herrán), un joven humilde cuya vida, sin que él lo sepa, da un giro de 180 grados en el instante en el que conoce a Estrella (Yuste). El chaval sabe cómo meterse en líos y, más importante, cómo salir de ellos. Por eso empieza a ganarse la vida como atracador haciendo alunizajes en Madrid y, paso a paso, va ascendiendo en la pirámide del crimen. Así es como se convierte en el protegido de Rogelio (Tosar), poderoso capo de la capital, y la hija de este, Sole (Ortega), acaba encaprichándose de él. Pero el precio del poder y de vivir alguna vez en las Cuatro Torres, el sueño de Ángel, es enormemente alto. La policía le pisa los talones y en su vida se abren dos caminos bien distintos: un futuro cimentado en la ilegalidad o una vida tranquila con Estrella.

    "Yo soy de Chamberí, pero siempre he sido desde pequeño como de los 'malotes' de Chamberí", nos confesaba Herrán sobre su dedicación al personaje de Ángel en una entrevista de este verano. "En un barrio como ese, siempre tienes las clásicas divisiones: los 'malotes', los guays… Todo tipo de etiquetas. Y te das cuenta, cuando entras en un grupo de gente que se ha criado en barrios como Orcasitas o como Villaverde, de que no es lo mismo. Por muy 'malote' que tú seas y por mucha calle que tú te creas que tienes, esta gente la ha mamado de verdad, la ha vivido, vive de ello, las generaciones de la familia han vivido de ello y es otro rollo. Y, sí, me tuve que quitar mucho pijerío y mucha tontería".

    Documentación, gestos y preparación física

    El también intérprete de A cambio de nada (2015), 1898: Los últimos de Filipinas (2016), El guardián invisible (2017), Tiempo después (2018) o Alegría, tristeza (2018) ha reconocido que afrontó su rol en Hasta el cielo de todas las maneras posibles. "Este personaje me lo curré mucho [...] Toda la información que podía conseguir me parecía poca. Me miré todo tipo de documentales de Callejeros y de este tipo de programas… En el punto de mira y así, donde había temas de 'aluniceros'. Luego ya empecé a buscar un poco más de información en internet; hablé mucho con Calparsoro, porque él también estuvo investigando…". Estuvo a punto de conocer a un 'alunicero', pero el director se lo desaconsejó.

    De ahí, se centró en detalles para modelar su interpretación. "Lo que empecé a hacer fue, efectivamente, pasear mucho por Villaverde y por la zona de Orcasitas con un coche vistoso. Lo que hacía mucho era fijarme en la reacción de la gente cuando aparcaba el coche, la reacción de la gente cuando pasabas al lado… Si era el típico chavalito que se te acerca con un GTR y se te pone al lado… O con un M2 y se pica… Ver un poco cuál era este rollo que llevaba la peña con los coches, con el lujo, con las miradas que tienen entre ellos, la desconfianza que hay por la calle al caminar en esas zonas…".

    También hubo una preparación física, necesaria para el perfil intimidatorio que exigía el papel. "Lo que más añadí y lo que más me curré fue un aspecto físico que intentaba ser intimidante", continúa. "No sé si lo he conseguido. No tengo ni idea. Pero al ver a mis compañeros de reparto, que eran todos armarios empotrados enormes, cuatro por cuatro… Me tenía que pegar con un tío que me sacaba tres cabezas y encima ganarle, pues dije: 'Lo único que me queda es irme al gimnasio, tener una cara de mala hostia que te cagas y que parezca que estoy medio loco". El resultado lo puedes ver en pantalla grande.

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