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    Luis Ciges: "mercenario" en Rusia y médico de tuberculosos que se convirtió en el gran secundario del cine español

    Es un rostro inolvidable del cine español. Ha participado en 'Amanece que no es poco', 'La escopeta nacional' o 'Farmacia de guardia'. Hoy a las 22h en La 2 puedes disfrutar de uno de sus grandes papeles en 'El milagro de P. Tinto'

    Luis Ciges es difícil de clasificar. Fue realizador, ‘mercenario’ de la División Azul, agente de policía durante el franquismo, médico y, en último lugar -y de manera accidental- actor. Era sobrino de Azorín y su padre, el también escritor Manuel Ciges Aparicio, terminó fusilado por los militares sublevados al comienzo de la Guerra Civil. Ciges experimentó varias vidas en una y logró que, al menos una de ellas, quedase para la posteridad. ¿Quién no recuerda el rostro de ese eterno e ilustre secundario? Esta noche en La 2 celebran su centenario con la emisión de El milagro de P. Tinto, dirigida por Javier Fesser.

    Conocimos a Ciges gracias, principalmente, a Berlanga, con el que se convirtió en un símbolo de la comedia española, pero también trabajó para Bigas Luna, Vicente Aranda, Fernando ColomoPedro Almodóvar o Fernando Trueba. En sus más de cuatro décadas de carrera acumuló 179 papeles y eso que como actor era duro de roer. Tenía alergia a los ensayos, no se leía los guiones -solo su parte, "¿Qué importa que yo sepa lo que dicen los que no hablan conmigo en la película?"- y no podían pedirle que no improvisase. "Si es de Shakespeare o de Calderón, no vas a meter una gilipollez. Pero si es un guión original, hasta que no se ve el sonido y la imagen, el hecho no está terminado. Y el director te tiene que dar toda la amplitud que necesites", zanjaba en El País.

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    Nació en Madrid en 1921, hijo de un escritor y político republicano y de una pintora y ama de casa que provenía de familia burguesa. Su padre, que trabajaba como Gobernador Civil en Ávila, estaba a punto de marcharse a Cuba como embajador cuando la Guardia Civil lo fusiló en 1936 y la familia se vio sumida en la pobreza. Las mujeres de la casa, la madre y la hermana de Ciges, acabaron en un convento, y el actor y sus hermanos junto a los frailes, una experiencia que describe como "horrorosa". Al acabar la guerra trabajó como agente del orden, donde se dedicaba a cerrar burdeles.

    Ciges terminó en Rusia como uno de los voluntarios de la División Azul -"o sea de mercenarios". Asegura que no mató a nadie y que lo suyo fue más una encadenación que tareas a cual más rara: "Cruzar el campo de batalla con una carretilla. Subir una montaña en trineo... No había transporte, anduvimos 1.200 kilómetros en un mes. En verano, a 56 bajo cero". Y esto no es lo más reseñable de la vida de Ciges, que después de su experiencia soviética y tras "hacer como que era espía alemán" en Galicia, estudió medicina y terminó en un sanatorio de tuberculosos en Ávila. "Como yo estaba bastante curado de espanto, me pusieron en autopsias. Entonces tenía un pabelloncete majo a las afueras, y había una moza con la que me quería casar. Por hacer un ejercicio de fidelidad. Pero ella no quiso vivir allí y me vine a Madrid", cuenta a El País.

    En 1951 su vida da un giro drástico e ingresa en el Instituto de Investigaciones y Experiencias Cinematográficas, donde se convierte en realizador. Estuvo 13 años trabajando tras las cámaras hasta que apareció en Plácido (1961), de Luis García Berlanga, y a partir de entonces encontró su hueco como actor. La historia de cómo se hizo con el papel es, como él, singular. "Para Plácido me dijo que no daba el tipo de pobre (en esa época me llamaban maricón de playa, era un hombre de gimnasio, me llevaba a las chicas de calle y daba unas hostias...). Yo le dije: 'Lo daré'. Me compré una gabardina, la llevé un mes, me metí bocadillos de chorizo y de tortilla en los bolsillos para que chorrearan bien, y me presenté a él".

    Luis Ciges fue un secundario de prestigio que, papel tras papel, contruyó una carrera brillante, con la que llegó a ganar el Goya a Mejor actor de reparto por Así en el cielo como en la tierra (1995). Su habilidad innata para el humor y su carácter único le llevaron a ser un rostro inolvidable de nuestro cine. Falleció en diciembre de 2002 a los 81 años, a causa de un fallo cardiaco, pero su legado continúa hasta nuestros días. El 10 de mayo habría cumplido 100 años y en La 2, dentro de Historia de nuestro cine, le homenajean hoy viernes 7 de mayo a las 22h con la emisión de El milagro de P. Tinto.

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