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    La frase más mítica de 'Titanic' formó parte de la película de milagro: fue improvisada y Leonardo DiCaprio no quería decirla
    Sara Heredia
    Sara Heredia
    -Redactora jefe SensaCine
    Sabe cuándo es el momento adecuado para hacer el baile de Carlton, conoce la filmografía de Robin Williams al dedillo y creció con Xena, Sabrina y Matilda como modelos a seguir. Sara Heredia nunca se cansa de reivindicar sagas como Indiana Jones o El señor de los anillos. Nostalgia es su apellido.

    ¿Quién no recuerda a Leonardo DiCaprio gritando esta frase a pleno pulmón en un momento de felicidad? Aquí su explicación.

    Algunos de los mejores momentos de la historia del cine han sido improvisados. Desde la reacción de Heath Ledger tras la explosión que provocaba su Joker en El caballero oscuro hasta la frase "Necesito vacaciones" que Arnold Schwarzenegger dice en Terminator 2: El juicio final, la cual fue muy bien recibida por el director James Cameron. Parece que Cameron es fan de la improvisación, y, de hecho una comentada anécdota sobre una de sis películas más famosas es que una de las frases más famosas de Titanic también surgió en el momento.

    ¿Quién no ha gritado alguna vez "Soy el rey del mundo"? Es lo que Jack Dawson, el personaje de Leonardo DiCaprio dice a pleno pulmón en uno de sus momentos de mayor felicidad, cuando acaba de embarcarse en el transatlántico y tiene toda una aventura por delante -sin saber aún lo trágica que será-. Es una de las escenas más reconocibles del filme y esconde una interesante historia detrás: que fue improvisada y que el actor no quería hacerla.

    Titanic
    Titanic
    Fecha de estreno 9 de enero de 1998 | 3h 14min
    Dirigida por James Cameron
    Con Leonardo DiCaprio, Kate Winslet, Billy Zane
    Medios
    4,3
    Usuarios
    4,4
    Sensacine
    2,5
    Ver en Disney+

    En un episodo de Movies That Made Me, el programa de BBC -no confundir con el The Movies That Made Us de Netflix- el cineasta explicó cómo se encontraba en lo alto de una grúa mientras miraba cómo se ponía el sol y eran incapaces de encontrar la frase adecuada para cerrar la escena. En un momento de inspiración, y tras muchos intentos, a Cameron se le ocurrió ese "Soy el rey del mundo" y le pidió a DiCaprio que extendiera sus brazos y viviese el momento, "disfrutándolo".

    El problema fue que no lo estaba disfrutando en absoluto. La reacción del intérprete fue de incredulidad y poco entusiasmo.

    DiCaprio no estaba por la labor de hacerlo y así lo comentó, pero, al fin y al cabo, como actor debía seguir las órdenes del director así que grabó la escena y así llegó al montaje. Quizás DiCaprio no confiaba en ese momento en absoluto, pero viendo la película nadie lo diría. Jack aparece en ella plenamente feliz, aunque la realidad fuese otra muy diferente.

    El poco entusiasmo del actor no solo salió a relucir en esa escena. DiCaprio no tenía muy claro si debía aceptar el papel o no. Tuvo problemas desde el principio y le costó mucho leer una de sus primeras escenas románticas en una prueba con James Cameron y Kate Winslet. Él quería que Jack fuese un personaje inquietante, pero Cameron se mantuvo en su decisión de que el personaje debía ser encantador y, en líneas generales, un galán con el que el público pudiese conectar, al estilo de James Stewart. Vamos, que el milagro es que el actor terminara rodando la película.

    Acabó en Titanic gracias a la cabezonería de James Cameron, que le convenció para que aceptase el papel. El director barajaba varios nombres, entre los que se encontraban Matthew McConaughey o Jared Leto, pero vio algo en DiCaprio que le hacía perfecto para el personaje. Y no se equivocaba en absoluto. El actor rechazó el papel de Dirk Diggler en Boogie Nights -que más tarde interpretaría Mark Wahlberg- y se decantó por el drama romántico a bordo del Insumergible. Y así se convirtió en una de las grandes estrellas de Hollywood.

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