A no ser que hayas estado metido en un búnker durante las últimas semanas, sabrás que ahora mismo está teniendo lugar el Coachella. El gran festival que se celebra en el desierto de Colorado y que, con el paso de los años, se ha convertido en la cita por excelencia del mundo 'influencer'. 'Celebrities' como Jenna Ortega o Kendall Jenner son el verdadero foco de atención de este evento en el que, por cierto, hay mucha representación española.
No solo hablamos de la actuación de Rosalía que llevó su 'Motomami' al público estadounidense, también de un grupo de 'influencers' que han viajado hasta allí y están relatando sus aventuras mediante redes sociales. Entre ellos se encuentra Carlota Boza, una de las niñas actrices de La que se avecina.
Para vivir esta experiencia Boza se aloja en una increíble villa junto a otros 'influencers' -como Marina Rivers o Jorge Cyrus- cuyo precio por noche ronda los 1.000€, según datos de 20 Minutos. Una mansión con todo tipo de lujos en la que los creadores de contenido disfrutan de una chimenea, mesa de ping-pong, piscina privada y hasta un campo de golf en caso de que alguno de ellos sea seguidor de este deporte.
Carlota Boza, una niña actriz que en realidad quería ser "ordeñadora de vacas"
La actriz está como pez en el agua como 'influencer', pero, según confesó en una entrevista con Socialite, su sueño cuando era niña era ser "ordeñadora de vacas". Terminó dedicada a la interpretación, precisamente en una de las series más populares de España, por lo que su infancia estuvo muy marcada por este éxito que en realidad no buscaba.
"Cuando eres pequeña te dicen que no hables con extraños. A mí se me acercaban extraños y me pedían fotografías y que hablara con ellos. Al principio era un poco raro", cuenta Boza.
"La gente me da ansiedad": Carlota Boza quería ser "ordeñadora de vacas", pero su vida ha estado marcada por la temprana fama en 'La que se avecina'Esta situación le ha provocado "ansiedad", como ella misma reconoce. De hecho, en sus años de universidad, llegó a estar muy agobiada porque todos sus compañeros sabían quién era. "Estar todo el tiempo escuchando mi nombre, era super agobiante", señala la intérprete, "no podía ir a la cafetería sola. No lo hice hasta tercero de carrera".
