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    CRÍTICA: Por qué nos ha encantado 'GLOW', la nueva serie de Netflix sobre lucha libre femenina

    El esperado título original de Netflix protagonizado por Alison Brie se estrena en la plataforma de 'streaming' el próximo 23 de junio.

    GLOW, la nueva serie original de Netflix creada por Liz Flahive y Carly Mensch -productoras y guionistas de Enfermera Jackie y Orange Is The New Black respectivamente-, llegará a la plataforma el próximo viernes 23 de junio y una cosa está clara: No pasará desapercibida.

    Y es que GLOW, cuyo título proviene de las siglas 'Gorgeous Ladies of Wrestling', una liga de lucha libre femenina que existió en los años 80 -década en la que se ambienta la serie-, es muchas cosas: es comedia, es drama, provocación, frustración, inspiración, entusiasmo, Girl Power. En definitiva, GLOW es una mezcla de sentimientos que afloran, imagino que de forma distinta en función del espectador, y que hacen que los episodios se pasen volando mientras ríes, te indignas, te emocionas y te vuelves a reír.

    Al igual que ocurre en Orange Is The New Black -cuya creadora Jenji Kohan también es productora ejecutiva y guionista-, en la que los personajes no están ni muchísimo menos en una situación privilegiada pero transmite una positividad innegable, GLOW está protagonizado por un dispar grupo de mujeres encabezado por una brillante Alison Brie en la peil de Ruth Wilder, una actriz que no consigue hacer despegar su carrera y que se enfrenta a un mundo lleno de machismo y prejuicios en el que se busca de forma hipócrita a "mujeres reales" para papeles insignificantes. Sin embargo, Ruth, aunque con cierta actitud resignada, no se rinde y se muestra valiente y dispuesta a todo por conseguir su sueño. Aunque eso signifique terminar en el ring de lucha libre de una nave industrial en el que se buscan mujeres para un programa televisivo como el que se emitió en los años 80.

    Las mujeres que pasan las pruebas no son profesionales y quizá tampoco tienen constancia de su potencial, pero tienen confianza en sí mismas, están empoderadas y dispuestas a alcanzar la fama. Y además son divertidas. Sólo hemos visto dos episodios, pero estamos deseando saber qué hay detrás de cada una de ellas. De hecho, uno de los elementos principales de las tramas es la complicada relación de la protagonista, Ruth, con su mejor amiga, Debbie, a la que interpreta Betty Gilpin. Un personaje que experimenta un importante giro entre el primer y el segundo episodio y del que estamos seguros que vamos a disfrutar. El director del programa, Sam Sylvia (Marc Maron), merece mención aparte. Inmerso en un mundo puramente masculino, parece tener más por dentro que lo que muestra su fachada, y es el conductor principal del satírico reflejo del tipo de programa y de la época que quiere mostrar la serie.

    En definitiva, que nos ha encantado GLOW y estamos deseando ver más.

    Lo mejor: La divertida dinámica entre sus personajes.

    Lo peor: Encontrar paralelismos con la realidad actual (aunque eso no sea culpa de la serie).

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