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Una noche de invierno, llegó al castillo una anciana mendiga...
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...y le ofreció una simple rosa a cambio de cobijarse del horrible frío.
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Repugnado por su desagradable aspecto, el príncipe despreció el regalo...
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...y expulsó de allí a la anciana.
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Pero ella le advirtió que no se dejara engañar por las apariencias porque la belleza se encuentra en el interior.
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Y cuando volvió a rechazarla, la fealdad de la anciana desapareció...
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..., dando paso a una bellísima hechizera. El príncipe trató de disculparse, pero era demasiado tarde. Pues ella ya había visto que en su corazón no había amor.
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Y como castigo, lo transformó en una horrible bestia.
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Lanzó un poderoso hechizo...
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...sobre el castillo y sobre todos los que allí vivían.
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Avergonzado por su aspecto, el monstruo se encerró en el interior de su castillo...
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...con un espejo mágico como única ventana al mundo exterior.
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La rosa que ella le había ofrecido era, en realidad, una rosa encantada que seguiría fresca hasta que él cumpliera 21 años.
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Si era capaz de aprender a amar a una mujer y ganarse a cambio su amor antes de que cayera el último pétalo, entonces, se desharía el hechizo. Si no, permanecería condenado a seguir siendo una bestia para siempre.
15
Al pasar los años, comenzó a impacientarse y perdió toda esperanza. Pues, ¿quién iba a ser capaz de amar a una bestia?
