Crítica de SensaCine.com para Asuntos privados en lugares públicos: Soledades cruzadas

La segunda vez que Alain Resnais hace una adaptación de una obra de teatro del británico Alan Ayckbourn (la primera fue la magnífica 'Smoking/No Smoking', 1993), el cineasta francés ya se encuentra instalado en la etapa más luminosa y difuminada de su filmografía, que empezó con la musical 'On connaît la chanson' (1997) y tendría una de sus mayores cimas estéticas en 'Las malas hierbas' (2009). 'Asuntos privados en lugares públicos' marca el inicio de su colaboración con el director de fotografía Eric Gautier, responsables de los looks coloristas, irreales y etéreos de las últimas películas del director de 'Hiroshima, mon amour', una fuerte influencia estética que encaja de maravilla con el interés de Resnais hacia la hibridación del lenguaje teatral con el cinematográfico.

La película nos cuenta la vida de seis personajes a través de sus encuentros en distintos espacios cerrados de un París con nieve perenne, en los que Resnais mueve la cámara con la soltura y el ritmo de los auténticos maestros, capaces de hacer que un film con apenas un puñado de decorados y ninguna salida al exterior no resulte monótono ni claustrofóbico. Al menos para el espectador, porque los personajes sí están completamente asfixiados en su propia soledad indómita, una tan asumida que, como el desolador montaje paralelo final evidencia, no remite por muchos puntos frágiles de contacto que hayamos podido ver durante el metraje.

A favor: Las vibrantes actuaciones de la troupe habitual del último Resnais (Sabine Azéma, André Dussollier, Pierre Arditi, Lambert Wilson) y las magníficas nuevas incorporaciones de Isabelle Carré y Laura Morante.

En contra: Que Resnais no haga una película de estas cada año y, en cambio, Woody Allen sea el rey del nicho de mercado de cine adulto con diálogos gracias a obras mucho más mediocres.