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    Monstruos University
    Críticas
    3,0
    Entretenida
    Monstruos University

    Regreso a la escuela

    por Alejandro G.Calvo

    Desde hace ya más de una década los aficionados al (mejor) cine de animación han convertido su cita veraniega con Pixar como uno de los eventos señalados del año.  Algo lógico si consideramos que la empresa creada por John Lasseter –de la que Disney es propietaria- no suele errar casi nunca con sus productos fílmicos, teniendo a día de hoy un currículum intachable que convierte las películas de animación de la competencia –básicamente Fox (que es propietaria de Dreamworks), Sony y Universal- en desvalorizadas medallas de plata destinadas a enredarse en el truculento mundo de las secuelas: 'Ice Age (La edad de hielo)', 'Madagascar', 'Los pitufos', 'Gru. Mi villano favorito', etcétera. Nadie parece toser al imperio de Pixar-Disney, ellos son su propio rival: uno no compara 'Monstruos University' con películas de la competencia, sino con los títulos precedentes de la compañía. Y es ahí donde empiezan aflorar las dudas puesto que, si bien Pixar vivió una primera década (2000-2010) prácticamente incontestable, los últimos tres años -'Cars 2' (2011), 'Brave (Indomable)' (2012) y, ahora, 'Monstruos University' (2013)- casi podrían ser tildados de patinazos en toda regla.

    ¿Eso significa que es mala 'Monstruos University'? Ni por asomo. Esta precuela de la perfecta 'Monstruos, S.A.' (no se me ocurre ningún otro apelativo que le encaje mejor) posee los suficientes elementos de interés para ser un entretenimiento soberbio: mezcla de comedia teen universitaria con un variopinto diseño de personajes/monstruos trabajados al detalle (lo mejor de la cinta) y un cúmulo de secuencias –ojo a la primera prueba de las Olimpiadas, una tronchante y accidentada carrera que casi recuerda a 'Los autos locos'- y chistes rápidos con los que resulta imposible no empatizar (incluso reírse a carcajada suelta). El problema reside en que, sólo con eso, no basta para hacer un 'Wall-E' o un 'Toy Story 3', mucho menos para hacer sombra a 'Monstruos S.A.' Y es que existen varios problemas que acaban por recortar la fuerza con la que arranca la película. Partiendo del hecho de que se adhiere a un género prototípico sin ser capaz de tergiversarlo/parodiarlo/ofrecer algo nuevo sobre el mismo –el guión cumple pero no desborda en su retrato de la fraternidad nerd donde acaban recalando Mike y Sulley-, siguiendo por su excesivo énfasis en lo melodramático en el nudo climático de la cinta –el conflicto interior de Mike, destinado a lanzar el buenrollista mensaje: "acéptate a ti mismo", entra en un bucle del que no parece salir- y, eso es lo más grave, estrellándose en un final a trompicones donde el tedio pelea a brazo partido con lo ñoño. Dicho así, seguido, suena grave. Pero, ¿se acuerdan del final de 'Monstruos S.A.'? Ese delirio escheriano donde se mostraba el almacén de puertas mágicas (una especie de IKEA lisérgico) y nuestros héroes iban saltando de mundo en mundo a través de ellas:  uno de los mejores finales que uno haya visto en una gran pantalla. Normal que el cierre de 'Monstruos University' quede tan deslucido en la comparación.

    Puesto que dicho peaje es insalvable nos quedamos entonces con los aciertos de la película dirigida por Dan Scanlon (es un decir, ya se sabe que en Pixar casi todo funciona a base de armonizar comités creativos con ejecutivos, siendo el realizador un mero jefe de obra). Porque no se engañen, 'Monstruos University', problemas de ritmo aparte, sigue siendo una comedia de magnífico gancho, que aprovecha la conexión del espectador con sus personajes para sorprender con nuevos giros o distintas aproximaciones hacia ellos –una de las grandes ideas de la cinta es situar a Randall, villano de la primera película, como un entrañable compañero de habitación para Mike-, dando notoria entidad a los nuevos y poblando la película con los suficientes gags visuales como para merecer nuestro aplauso. No es suficiente, claro. A Pixar siempre le pediremos lo mejor de lo mejor. Le pediremos piezas como la que resume la vida del protagonista de 'Up', historias de amor narradas con la mímica de 'Wall-E', relecturas del cine de género como 'Los increíbles' o puñetazos proustianos a través del pisto que come el crítico gastronómico en 'Ratatouille'. Lo siento, pero es que nos han acostumbrado demasiado bien.

    A favor: El arranque, con un mini Mike Wazowski fascinado en la fábrica de monstruos.

    En contra: El final o finales (tiene como tres consecutivos)

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