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    Legítima defensa
    Críticas
    2,5
    Regular
    Legítima defensa

    David legal vs Goliat empresarial

    por Covadonga G. Lahera

    Del novelista y best seller John Grisham se han llevado un buen puñado de adaptaciones a la gran pantalla desde comienzos de los noventa. A La tapadera, El informe pelícano, El cliente, Tiempo de matar y Cámara sellada le siguió Legítima defensa, encargo que aceptó el mismísimo Francis Ford Coppola en 1997, implicándose en la escritura del guión cinematográfico. Coppola demuestra oficio aunque se nota la corrección con la que lleva a cabo un trabajo más alimenticio que estimulante en el conjunto de su trayectoria autoral. No obstante, el filme trasluce una hábil ironía a través de la que va construyendo su discurso de denuncia.

    Legítima defensa narra el caso que emprende una pequeña firma legal frente a una compañía médica de seguros ligándola a los pinitos profesionales de un íntegro e idealista Rudy Baylor, un recién licenciado en derecho que trabajará codo con codo con un experimentado asesor interpretado por Danny DeVito. Matt Damon encarnaba a Rudy en el mismo año en que su carrera profesional recibía el espaldarazo del Oscar junto a su colega Ben Affleck por el guión original de El indomable Will Hunting. Esta aventura de Grisham en pantalla funciona como un solvente thriller de denuncia de la corrupción del sistema y su ritmo nos mantiene enganchados hasta el desenlace, aunque su poso no es mucho mayor.

    A favor: Su ritmo narrativo, sentido del humor e interpretaciones de su elenco.

    En contra: Algunos tópicos del género y su previsibilidad moral.

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