Aunque los tiempos de la Guerra Fría parecen lejanos, Rusia y los Estados Unidos siguen rivalizando por lo que concierne a los avances experimentados en el terreno de la ciencia. A tal efecto, el industrial ruso Iván Tretiak contrata los servicios de Simon Templar, considerado un auténtico camaleón dentro del mundo del espionaje y del que la mayoría desconocen su verdadera identidad. El propósito de Tretiak es hacerse con la fórmula química que encierra la confección de un producto de valor energético incalculable. Simon Templar se transfigura en un venerable científico para poder sustraer la información sobre la fórmula química de la que, al parecer, tiene conocimiento la doctora Emma Russell.
La Crítica de SensaCine
2,0
Pasable
El Santo
El ladrón travesti
por Covadonga G. Lahera
Fue el realizador australiano Phillip Noyce el encargado de llevar a la gran pantalla al personaje literario de Leslie Charteris, que ya había tenido unas cuantas traslaciones previas desde los años veinte, en formato película y la más popular encarnación de Roger Moore para la pequeña pantalla británica en los sesenta.
La caracterización de Val Kilmer no logra estar a la altura y su proceso de travestismo queda como una sucesión bastante anecdótica de vestimentas y acentos. El guión se concentra en exceso en la relación que traza este con la científica protagonista (Elisabeth Shue), que emocionalmente le redime, y como propuesta de thriller funciona a medias, pese a que la aventura transcurra en una atmósfera tan caldeada como la de la Guerra Fría, y por mucho que el objetivo sea tan ambicioso como el de sustraer la fórmula de la fusión fría.
A favor: Elisabeth Sue y, aunque no...