Opiniones sobre Suspiria

“Suspiria” es un clásico absoluto del terror italiano, probablemente el mejor film del maestro Dario Argento, e inicio de la Trilogía de “Las Tres Madres”, (“Inferno” 1980, “La Madre Del Mal” 2007). Suzy Bannion es una joven que viaja de Nueva York a Friburgo para estudiar una beca en la prestigiosa Academia de Danza Tanz. En su accidentada llegada, Suzy se cruzará con una alterada alumna, que abandona rauda la Academia en medio de una espantosa tormenta. Desaparecida ésta última, poco a poco Suzy se dará cuenta que el lugar esconde un horroroso secreto relacionado con su fundadora y directora. Después del éxitoso film “Rojo Profundo” (1975), considerado uno de los mejores giallos de la historia, Dario Argento concebirá la realización de su obra, un horroroso y espeluznante cuento de hadas moderno y, a la vez, atemporal, que combina de forma totalmente efectiva terror sobrenatural, brujería y giallo. Así es porque, como nunca en su carrera, Argento construirá el horror en un mundo tan real como onírico, sin límites ni reservas posibles. La premisa del guión escrito por Dario Argento y Daria Nicolodi se basa en una experiencia sufrida por la abuela de Nicolodi, la famosa pianista de origen francés Yvonne Loeb, cuando era una estudiante, en un siniestro internado regido, desde las sombras, por una secta ocultista. De esta forma, con la fachada de una escuela de artes, en realidad, el internado albergaba un oscuro culto brujeril, que poco a poco habría comenzado a obligar a sus alumnas a participar de oscuras ceremonias y reuniones clandestinas.

Además, como el mismo director ha confesado en entrevistas posteriores, el guión toma algunos elementos de la obra del británico Thomas de Quincey, “Suspiria de Profundis” (1821), en concreto el segmento “Levana and Our Ladies of Sorrow”, en donde se refiere a una tríada diabólica femenina que en sus palabras “traerán la desolación donde quiera que caminen”. A partir de estas figuras siniestras, Argento concebiría su segunda y mejor trilogía, tras la “Trilogía de los Animales” (“El Pájaro De Las Plumas De Cristal” 1969, “El Gato De Las Nueves Colas” 1970, y “Cuatro Moscas Sobre El Terciopelo Gris” 1970), conformada por “Inferno” (1980) y “La Terza Madre” (2007), en la que Argento dará cuenta de los intentos de las tres hermanas brujas por sombrar el horror y la destrucción por doquier. Por último, Argento y Nicolodi también reconocieron influencias de personajes históricos del ocultismo como la rusa Helena Blavatsky, fundadora de la Sociedad Teosófica y principal difusora de la teosofía con sus trabajos “Isis Sin Velo” (1875) y “La Doctrina Secreta” (1878) y cuyos detractores hicieron fama de bruja, y su discípulo, el filósofo austríaco Rudolf Steiner, fundador de la antroposofía. También, se advierten elementos narrativos asociados al británico Aleister Crowley, legendario fundador de la filosofía religiosa de Thelma, que plasmó en su obra “El Libro De La Ley” (1904).

No obstante, hay que reconocer que el prestigio que esta cinta se ha ganado, siendo considerada entre las diez películas más espeluznantes de la historia del cine, no descansa realmente en su guión, un elemento al que Dario Argento siempre le ha otorgado una importancia relativa, respecto a la ambientación, puesta en escena y fotografía. Ciertamente, Argento suele construir historias en una realidad aparente que se vuelve inverosímil con una serie de elementos fantásticos y sobrenaturales, transformándola de pleno en una pesadilla que se pasea entre lo real y lo onírico. Y este elemento se puede apreciar ya de forma evidente en las primeras escenas del filme, cuando la protagonista transita por los pasillos de un aeropuerto en Alemania, y todo parece sospechosamente real, con una cotidinidad que poco a poco comenzará a coquetear con lo irreal, comenzando con aquella chica vestida de rojo (un color recurrente para Argento a la hora de alarmar al público, sea que vaya a suceder un asesinato o no en los minutos siguientes) que se cruza por delante y más aún, cuando al salir del edificio se encuentra con una tormenta de aquellas legendarias, en las que pareciera que el cielo se fuera a caer. Entonces, tomará un taxi que la lleve a la Academia Tanz: Suzy ha traspasado el umbral de lo real. A partir de entonces, el espectador será testigo de una realidad alterada (podríamos decir alternativa) en la que guión y concepto visual se apartan decididamente de lo ortodoxo para navegar libres e impunes por la narrativa del film.

Así, el director iniciará a la protagonista en una verdadera pesadilla visual en la que Argento no escatimara en cuanto a recursos visuales y auditivos, comenzando con una decoración geométrica amenazante que bebe directamente del Expresionismo Alemán. El tratamiento de luces y sombras así como el estilo barroco y artificioso de la escenografía, pero aún más el uso no natural de los colores logran, sin duda, crear una atmósfera agobiante y desesperante. Y aquí, el espectador se impresionará con las escenas surrealistas de Susy caminando por los pasillos enrojecidos de la Academia hacia la mitad del metraje y, más aún, en el clímax cuando llega finalmente a la guarida secreta de la bruja Helena Markos, “La Reina Negra”, tras recorrer los tenebrosos frescos de su habitación. Y en ello, resaltar, además, la fotografía exageradamente colorida del Technicolor, técnica muy utilizada durante los 60s e inicios de los 70s y ya en desuso en aquellos años, pero que el fotógrafo Luciano Tovoli utiliza con maestría para incomodar decididamente al espectador, con colores primarios altamente fuertes, entendiéndose rojos azules, amarillos y verdes. Tovoli decidiría filtrar la luz a través de sábanas coloreadas en lugar del tradicional filtro de gelatina, obteniendo como resultado colores extraordinariamente vivos y saturados. Mención especial merece la escena en la que las estudiantes se ven obligadas a dormir en el hall central de la Academica, por una repugnante invasión de gusanos, separadas entre sí y sus superiores con sábanas, por donde se traslucen esos surrealistas colores y se escucha la dificultosa y tenebrosa respiración de la directora de la Academia.

Al mismo tiempo, comentar que Dario Argento inicialmente había considerado rodar el grueso de la trama en Friburgo (Alemania), sin embargo, una serie de problemas y contratiempos lo obligaron a trasladar el rodaje a los estudios Cineccita, en las afueras de Roma. Lo anterior no evitó que el maestro del terror italiano y el escenógrafo Enrico Fiorentini rediseñaran una copia prácticamente idéntica del Haus zum Walfich, histórico edificio en el que Erasmo de Rotterdam escribió “Elogio a la Locura” (1511) y que sirve de fachada a la Academia de Danza Tanz. Fiorentini combinaría de forma ecléctica y deliberadamente recargada los sets con reminiscencias de Arte Jugendstil (alemán) o Floreale (italiano), en donde los críticos también advierten inspiración estética en el primer Goetheanum, una de las obras cumbre del expresionismo arquitectónico, diseñado por el ya mencionado Rudolf Steiner, discípulo de la ocultista Helena Blavatsky, cuyo nombre se repetirá una y otra vez para Argento. No obstante, Argento logra congeniar escenas explícitas de gore con su acertada y ya destacada estética visual. Vale decir (y resulta difícil de expresar en palabras), que el director italiano logra elevar el estatus artístico de su propuesta cinematográfica, en concreto el horror y la muerte, a alturas insospechadas, en donde el morboso podría decir que las escenas de muerte pueden resultarle hermosamente macabras, y en donde también conviene citar el trabajo de maquillaje de Pierantonio Mecacci. Ocurre con la escena en la que se ve como el asesino clava su puñal en el corazón abierto de Patty Ingle, la chica que salió raudamente cuando Susy llegaba a la Academia esa tormentosa noche y que el asesino cuelga y lanza desde las alturas de la Academia. Ocurre con Daniel, el pianista ciego que termina asesinado por su propio perro lazarillo, escena grabada en la famosa Königsplatz de Münich. Y ocurre la angustiosa muerte de Sara, la compañera de Susy, en la habitación llena de alambrado de espino. Mención aparte merece el maquillaje de Sara en esa escena demencial en el clímax, cuchillo en mano y totalmente poseída.

Las actuaciones son correctas, el desempeño del reparto actoral puede definirse meramente como efectivo, en términos de presentar a una heroína que vence sus miedos para acabar con un horror mayor y la presencia de personajes extraños y de dudosa reputación. Jessica Harper es Suzy Bannion, la joven estudiante que viaja a Europa para ser una gran artista y termina enfrentándose con una terrorífica bruja, que se verá rodeada de Madame Blanc, cínica subdirectora de la Academía, interpretada por Joan Bennett. La amachada y brusca Miss Tanner, encarnada por la gran actriz ítalo-croata Alida Valli. La cortante Olga, compañera de Academia que le cede una habitación, interpretada por Barbara Magnolfi. Completan el reparto, Flavio Bucci como Daniel, el pianista ciego. Un joven Miguel Bosé que encarna al ayudante de Miss Tanner, Mark. El siempre efectivo Udo Kier como el Dr. Mandel y su colega, el Profesor Millius, personificado por Rudolf Schündler, quien ayuda a Suzy a investigar quién es Helena Markos.

En definitiva, clásico absoluto del terror italiano, la cúspide de la filmografía del maestro Dario Argento, en donde logra congeniar de manera efectiva y deslumbrante su cosmovisión visual con su manía de hacer del horror un arte. Iluminación viva y opresiva al mismo tiempo, grandes decorados con capacidad para producir claustrofobia, inquietante banda sonora con toques infantiles y mucha sangre, esos son los elementos de “Suspiria”, una película que es 90% expresionismo alemán y que su director, consiguió hacer tal y como quería. Una de las más influyentes obras del género en su edad adulta.

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Icónica muestra del Giallo italiano cuyo director es punta de lanza de la popularidad del movimiento, especialmente en su etapa entre primeros de los 70 y hasta los 80. Suspiria es canónica del estilo del director: El uso de los colores, intensos e inundando la escena monocolor, las muertes, la sangre, la luz, las sombras, los personajes estrafalarios... Jessica Harper lleva con soltura el papel principal y desde la primera escena de asesinato, la película empieza como un tiro llevándonos por el mundo de Argento, que en esta película vemos que es una clara influencia para trabajos de directores actuales como Nicholas Winding Refn o Edgar Wright.

Una trama de terror y suspenso muy sencilla pero con un diseño de producción y un trabajo de fotografía que la hacen inolvidable. Siendo sincero, la película no asusta, es predecible y hasta se vuelve un poca sosa, pero Darío argento no busca sorprendernos con la trama, sino con los vibrantes colores y el espectacular trabajo de fotografía de cada rincón de la Academia de Danza donde transcurren los hechos. Los planos de Argento son cautivadores capturando cada color vivo y cada expresión de terror de los protagonistas, y todo esto muy bien acompañado por las melodías escalofriantes del grupo Goblin, Sin dudas es una obra de culto imprescindible donde el trabajo de dirección se impone sobre el contenido.

Bajo mi punto de vista, suspiria, es una película con una historia sorprendente, además de un uso del color genial, utilizando unos colores táctiles que hacen de la película una obra maestra