Crítica de SensaCine.com para El secreto de la última luna: La princesa lunar

Con 'El secreto de la última luna' se confirmó que tanto el director húngaro Gabor Csupo como la joven actriz Dakota Blue Richards no lograrían hacerse un nombre en el mundo de las provechosas franquicias de fantasía para público juvenil. El primero ya lo había intentado con 'Un puente hacia Terabithia' (2007) y la segunda protagonizó 'La brújula dorada' (Chris Weitz, 2007), primera y última entrega del abortado proyecto de llevar la saga de bestsellers 'La materia oscura' al cine. En esta ocasión, la base literaria de la película es un clásico de fantasía infantil escrito por Elizabeth Goudge en 1946, protagonizado por una niña huérfana (Dakota Blue Richards) que al cumplir 13 años debe abandonar Londres para vivir con su tío en la mansión de Moonacre.

Allí descubrirá que es la última heredera legítima de un respetado linaje y entrará en un mundo de fantasía al más puro estilo Alicia donde deberá guiar la lucha contras las fuerzas que quieren destruir Moonacre de un modo no muy diferente a las aventuras de Bastián en 'La historia interminable'. Lo que resta es seguir a la esforzada heroína (puede que la actriz no tenga el magnetismo inmediato de una Dakota Fanning o Mia Wasikowska, pero hace un gran trabajo) en su epopeya mientras diversos seres fantásticos se le unen como aliados o enfrentan como enemigos. Un poco más de originalidad en tan trillado planteamiento habría sido de agradecer, dado que la humildad en el diseño de producción no suple las carencias del guión.

A favor: Natascha McElhone, una agradable actriz que se deja ver muy poco.

En contra: La constante sensación de déjá-vu ante todo lo mostrado.