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    John muere al final
    Críticas
    3,5
    Buena
    John muere al final

    Las alucinantes aventuras de David y John

    por Xavi Sánchez Pons

    Desde que diera el gran campanazo en 1979 con Phantasma, clásico del cine terror DIY que dio origen a una saga divertidísima, Don Coscarelli se ha convertido en una de las figuras más apreciadas por el fandom dentro de ese cine de serie B facturado con el cariño de un conocedor del género y un espíritu de artesano gamberro. Hace unos doce años, el director norteamericano demostró que tenía vida más allá de la franquicia del Hombre Alto con Bubba Ho-Tep, una entrañable y excelente comedia geriátrica de tintes fantásticos sobre momias y Elvis Presley, protagonizada por unos inolvidables Bruce Campbell y Ossie Davis. Y esa vida fuera de Phantasma sigue enracha con John muere al final, comedia fantastique y de terror marca de la casa que recupera el cine juvenil de los ochenta con descaro, frescura, encanto y efectos especiales old school.

    Basada en una novela de David Wong, John muere al final es la respuesta actual y aún más freak a películas como Las alucinantes aventuras de Bill y Ted (una de los primeros éxitos de Keanu Reeves), hilarante mindfuck sobre viajes en el tiempo donde el humor absurdo campaba a sus anchas. En lo nuevo de Coscarelli dos son también los jóvenes protagonistas, David y John, en una suerte de buddy movie fantástica y loquísima donde los viajes temporales son sustituidos por los viajes a otra dimensión. El filme está estructurado en un hábil flashback que poco a poco hace tomar forma a una rocambolesca historia sobre salsas de soja mágicas y perritos calientes convertidos en teléfono móvil. Hay momentos en los que la cinta también juega en el terreno de la monster movie, con criaturas increíbles sacadas de la imaginación del mago de los FX Robert Kurtzman.

    Película urdida por un fan del cine de género disparatado y pensada para los seguidores del cine fantástico más festivo, John muere al final funciona a las mil maravillas en ese terreno, con ese aire gamberro carne de videoclub y de sesión de medianoche que transmiten todas sus imágenes. Cine de ahora hecho con el espíritu de antes. Puro entretenimiento fantastique de ley.

    A favor: Los excelentes FX de Robert Kurtzman.

    En contra: Que haya tardado dos años en estrenarse en España.

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