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    Un lugar donde quedarse
    Críticas
    3,0
    Entretenida
    Un lugar donde quedarse

    Encontrar un hogar

    por Beatriz Martínez

    Tras 'Revolutionary Road', Sam Mendes rodó 'Un lugar donde quedarse', una producción bien diferente en su concepción y en su aspecto pero, en el fondo, espejo de aquella. Con la ayuda del matrimonio formado por Dave Eggers y Vendela Vida como guionistas, Mendes construye una road-movie sobre una pareja (Burt (John Krasinski) y Verona (Maya Rudolph) que van a ser padres y no quieren ver a su futuro hijo crecer en el lugar en el que viven. Necesitan otro lugar y se adentran en un viaje en el que, parada a parada, irán encontrándose con un sinfín de personajes que ayudarán a los jóvenes en diferentes aspectos.

    Mendes, gracias una guion brillante en sus conversaciones y situaciones aunque quizá demasiado literario, nos introduce no solo en un viaje cromático y musical, sino también en un intento de reflexionar sobre la pareja actual y su relaciona no solo con el espacio, sino también con su familia y sus amigos, esto es, con su entorno social, como en 'Revolutionary Road' pero sin el dramatismo y la tragedia final que asolaban a la adaptación de la novela de Richard Yates. En 'Un lugar donde quedarse', como en 'American Beauty', Mendes regresa a una mirada entre irónica y analítica que no funciona en todo momento aunque nos entrega, en general, una película divertida y mucho más profunda de lo que aparenta, en la que somos testigos de un abanico de personajes que representan en su individualidad a la sociedad de las últimas décadas.

    A favor: Krasinski y Rudolph, el guion de Eggers y Vida, la dirección de Mendes, la música de Murdoch y los paisajes.

    En contra: que no todas las paradas de la pareja tengan el mismo interés y la misma fuerza, lo cual desequilibra el conjunto.

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