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    El futuro
    Críticas
    2,0
    Pasable
    El futuro

    No pasa nada

    por Carlos Losilla

    Parece obligado tomar posiciones radicales ante esta segunda película de Miranda July. Comosi hubiera que amarla u odiarla, sin matices. El "cine artístico" lleva a situaciones extrañas.Algunos pretenden que el "cine artístico" no deje lugar, paradójicamente, al pensamiento. Ysi existe un "cine artístico" en el contexto indie norteamericano es el de July. Primero, porqueella misma se presenta como una artista total, que hace cine (como directora y actriz), realizaperformances, escribe relatos... Y segundo, porque esa condición asoma la cabeza –a veces congrandes aspavientos— en cada uno de los fotogramas de 'El futuro', con esa deliberada mezclade ingenuidad y sofisticación que caracteriza sus imágenes. Tan deliberada, sin embargo, queresulta artificial y artificiosa, que abruma con sus deseos irrefrenables de llamar la atencióncon voz de niño. O mejor, de animalito al que no se puede dejar de querer.

    Y no digo animalito porque sí. 'El futuro' está narrada, a su manera, por la voz de un gato que enel fondo es la voz de la propia July. Pero no es la historia de un gato, no teman. Es la historiade una pareja en crisis, representada, simbolizada por la voz frágil de ese gato al que le quedapoco tiempo de vida, como a la propia pareja. Ahí, en ese punto de partida, está ya todo loque se puede decir de 'El futuro', y eso es lo peor de la película, pues significa que July tiene unaidea y poco más, y que el resto consiste en explotar esa idea hasta la extenuación, repitiendoestrategias, sin enfrentarse a lo que significa el hecho de filmar, como si todo estuvierapreconcebido. July toma a esa pareja, y al gato, los introduce en unas cuantas situacionesque pretende armar tanto narrativa como conceptualmente (en el orden que se quiera) yhace que las viñetas resultantes se sucedan unas a otras como pequeñas variaciones de símismas que poco a poco hacen avanzar un relato en el fondo demasiado tradicional como parasoportar tanto armazón estructural. Esta sería la visión negativa de la película, que a su veztambién podría refutarse, diciendo que eso es precisamente lo que pretende July: coger por elpescuezo una trama de comedia romántica contemporánea y deconstruirla sin que la emocióndesaparezca del todo.

    La visión positiva se agarraría a este clavo ardiendo y diría que July lo consigue, que en elfondo su enfoque irónico y tragicómico no es más que un intento de contar algo que leresulta demasiado doloroso como para decirlo directamente. Estoy de acuerdo, pero sólo enparte, porque a mí me parece que 'El futuro' extrae sus mejores momentos no tanto de esascomplicadas operaciones de July como de la base de la que parten, es decir, de la tradiciónde la comedia dramática en torno al final de una relación, y a la manera en que los amantesintentan salvarse del naufragio, y al aspecto ridículo y melancólico que adquieren ese tipo desituaciones cuando uno las contempla con perspectiva. Y esa es la palabra, diría yo. Hay quetener perspectiva y ver 'El futuro' como lo que es: una historia de amor que se quiere contadaa media voz pero que a veces alza demasiado el tono para declararse distinta. Y no lo es tanto.Por eso no hay que tomar posturas radicales, porque July no es tan deshonesta como parece,ni tan moderna como parece, ni tan distanciada como parece, ni tan emocionante como parece. No hay que ser radical porque ella no lo es, por falta de ganas o de atrevimiento. Y unose queda con algunas cosas, y deja otras, y no pasa nada. El futuro será así: nunca va a pasarnada.

    Lo mejor: Que ni siquiera la inseguridad de Miranda July es capaz de estropear del todo un material como éste.

    Lo peor: Que ni siquiera un material como éste es capaz de sobreponerse a la inseguridad de Miranda July.

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