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    Biutiful
    Críticas
    2,0
    Pasable
    Biutiful

    Filme-actor

    por Covadonga G. Lahera

    Alejandro González Iñárritu nos vende una vez más la parte como el todo con un trazo alarmantemente grueso, reduccionista y propenso a los excesos trágicos simplemente porque sí, por cargar las tintas y para hacer, en esta ocasión, su particular, y muy poco sutil, Mi vida sin mí. Quizá no nos sorprenda del todo, porque aunque ya no viene de la mano de su guionista habitual, Guillermo Arriaga, sus más criticables argucias como realizador filodramatizante ya se encontraban en trabajos precedentes.

    Y si Iñárritu para Biutiful decide convertir el barrio del Raval barcelonés exclusivamente en un infierno sobre la tierra y se saca de la manga a un padre coraje (Uxbal) con dos hijos y ex mujer alcohólica bipolar que se la pega con su hermano, que a su vez tuvo un padre al que no recuerda que murió en México tras marcharse al destierro durante la Guerra Civil Española y al que ahora van a desenterrar para quemar y vender la tumba, y que no cuenta con un trabajo oficial, sino con unas cuantas actividades ilegales para mantener su hogar, entre las que se encuentran negocios con unos mafiosos chinos, con un grupo de ilegales africanos del top manta y traficantes... Y, también, nos dice Iñárritu en el arranque, este tipo, Uxbal, se comunica con los muertos y, es más, el mismo se va a morir porque le acaban de diagnosticar un cáncer terminal de avance galopante. Después de esta saturación hiperdramática, de la que no nos sentimos parte, es inevitable sorprenderse, y mucho, al contemplarse uno mismo aún sentado en la butaca gracias a un gancho llamado Javier Bardem. Bardem soporta portentosamente sobre sus hombros este demencial guión y, rizando el rizo, logra transmitir con una verosimilitud pasmosa los estados emocionales por los que atraviesa su personaje a lo largo de un relato inverosímil y manipulador, valga la contradicción.

    A favor: JAVIER BARDEM.

    En contra: La enumeración de tragedias por metro cuadrado y minuto que trata de suministrarnos Iñárritu. A la hora de metraje ya sabemos que lo único que pretende es asfixiarnos sin más.

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