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    La fría luz del día
    Críticas
    1,0
    Muy mala
    La fría luz del día

    'Frenético' en las calles de Madrid

    por Beatriz Martínez

    El director francés de origen argelino Mabrouk El Mechri se dio a conocer con un experimento supuestamente muy ingenioso protagonizado por Jean-Claude Van Damme interpretándose a sí mismo en una especie de falso biopic en el que nos introducíamos en una aventura disparatada en la que el actor-personaje se quitaba la máscara de héroe de acción y nos contaba sus miserias personales. La película tuvo cierto predicamento y muchos fueron los que vieron en ella un vehículo ideal para montar teorías pseudointelectuales sobre la metalingüística cinematográfica, el cine como reality show, el escarnio público y los juguetes rotos. Lamentablemente la película no sacaba realmente partido a estas cuestiones y terminaba siendo una auténtica tontería.

    'J.C.V.D.', que así se llamaba el invento, consiguió que se generaran muchas expectativas en torno a Mabrouk El Mechri, tanto que no tardaron en llegarle desde Hollywood ofertas para dirigir su primer proyecto internacional, un thriller de espionaje ambientado en España en el que el realizador tendría la oportunidad no solo de lidiar con un presupuesto algo mayor, sino también de poner en práctica las ideas de tesis acerca de las películas de acción que apuntaba en 'J.C.V.D.'. Sin embargo, no debe ser lo mismo realizar una sátira sobre el género que internarse dentro de él y saber manejar sus códigos si tenemos en cuenta el resultado final de 'La fría luz del día'.

    Un joven, Will (Henry Cavill) llega a España para pasar una semana con su familia, pero los días de asueto se interrumpirán cuando esta se vea involucrada en una complicada trama de espionaje internacional en la que su padre, Martin (Bruce Willis), ha formado parte. Un secuestro, un asesinato, la C.I.A. de por medio, agentes corruptos y pistoleros a sueldo... la vida anodina de Will se verá abocada a una espiral de locura (como también le ocurría a Van Damme en la película que llevaba su nombre), y no le quedará más remedio que convertirse en un héroe de acción muy a su pesar. A partir de ese momento, Will se convertirá en un fuera de la ley, con todos en su contra, en un país extranjero, metido en el medio de un complot que no sabe cómo resolver y con la presión de tener de que salvar a su familia en un tiempo límite.

    Los elementos de la intriga son pues más o menos coherentes para el estándar de thriller de espionaje que opera en la actualidad. Sin embargo el director se muestra incapaz a la hora de conducirlos por el cauce adecuado, provocando que todas las piezas que componen la trama parezcan no encajar entre sí. Es cierto que hay un problema de desconcierto narrativo en la película, un desequilibrio estructural de la trama, pero también hay una confusión formal. El estilo visual de El Mechri va dando bandazos, resulta crispado e irritante y no consigue generar ni tensión ni intriga más allá del barullo óptico que se produce en cada plano. Como mucho, alguna carcajada involuntaria a costa de ciertos aspectos incongruentes concernientes al espacio geográfico en el que transcurre la acción, la ciudad de Madrid y de sus habitantes (los españoles nunca salimos bien parados en las producciones estadounidenses).

    Tampoco ayuda la escasa credibilidad de Bruce Willis, ni la anodina interpretación de Henry Cavill, y menos aún la presencia española de una Verónica Echegui totalmente desubicada. El Mechri parece evocar al Roman Polanski de 'Frenético', cambiando las calles de París por las de Madrid. Su recorrido por la ciudad es exhaustivo, (no hay monumento histórico o emblemático que no pase por su objetivo), pero se encuentra totalmente descontrolado, sin una coherencia ni un sentido, como si estuviera dando bandazos todo el rato de un lado a otro sin saber qué hacer con lo que se trae entre manos. Alguien debería decirle a El Mechri que la confusión en la dirección no tiene nada que ver con crear ambiente para la película, y que si realmente se quiere desprender indefensión e inseguridad dentro de un espacio geográfico desconocido, es mejor jugar con las atmósferas. Pero El Mechri apuesta por todo lo alto y el batacazo es monumental. 'La fría luz del día' es una película torpe y aparatosa, tan descabellada como ver a un grupo de agentes de Mosad con ametralladoras campando a sus anchas por la puerta de la plaza de Toros de Las Ventas. No es de extrañar que al final la película se convierta para el espectador en una comedia involuntaria...

    A favor: El recorrido surrealista de los personajes por las calles de Madrid.

    En contra: ¿Por qué los españoles parecemos tan cretinos en todas las películas extranjeras que se ruedan en nuestro país?

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