Crítica de SensaCine.com para Millennium 3: La reina en el palacio de las corrientes de aire: Heroína antisistema salvada por el sistema

Si el 'Millennium' de David Fincher parecía poco interesado en la historia y más en fijar la imagen icónica de esa heroína de la era digital que es Lisbeth Salander, con la adaptación sueca de la trilogía firmada por el malogrado Stieg Larsson sucede todo lo contrario: renuncia a una puesta en escena personal y se abandona a la funcionalidad narrativa de una miniserie (eso sí, muy cuidada) para mantenerse lo más fiel posible a las tribulaciones de Salander y Mikael Blomkvist.

La tercera entrega de la saga se centra en cerrar todos los conflictos. Para ello desbroza la trama de líneas secundarias (no se desarrolla ni la relación de Blomkvist con Figuerola, ni el caso de los anónimos contra la jefa de Millennium, por ejemplo) que podrían entorpecer la fluidez de una historia ya bastante cargada de personajes. Efectiva y con un buen plantel de actores (alguno de la escuela bergmaniana, como Lena Endre), a la serie se le pueden reprochar más o menos los mismos defectos que al original literario: resulta plana, los personajes tienden al maniqueísmo, y Salander no deja de ser una heroína antisistema al servicio de una loa al sistema... del bienestar sueco. Queda lejos ese esbozo de tragedia griega que enuncia en voz alta uno de los personajes, cuando recuerda que estamos ante el caso de un hombre que intenta matar a su hija en colaboración con su otro hijo... hasta que ella consigue resucitar de su tumba y emprende la venganza.

A favor: Un efectivo plantel de intérpretes más creíbles (aunque menos carismáticos) que sus homólogos norteamericanos.

En contra: Le falta un poco de personalidad audiovisual.