Diabólicas

Si no fuera por la existencia previa de Las diabólicas, dirigida en 1956 por H. G. Clouzot, esta nueva versión de la novela de la novela de Pierre Boileau y Thomas Narcejec, Diabólicas, dirigda por Jeremiah Chechik, sería mucho mejor de lo que es en realidad. Podría tener algo novedoso, desconocido, que aumentase su interés. Y puede que para el desconocedor de la obra de Clouzot, así sea. Pero quien haya visto las dos no puede evitar el comparar una y otra y, Chechik, en su trabajo de puesta en escena, sale francamente perdiendo. Diabólicas es correcta, una obra profesional, pero falta de la personalidad necesaria tras la cámara para conferir de una mayor atmósfera, de una mayor inquietud narrativa. Sin embargo, funciona. Y lo hace por el material de partida es bueno y lleno de posibilidades y, ante todo, porque los personajes poseen una perfilación literaria anterior llena de matices y