Crítica de SensaCine.com para Grandes esperanzas: Gran adaptación

Después de haber realizado en EE UU 'La princesita' (1995) con gran éxito crítico, el mexicano Alfonso Cuarón pasó a hacer una película más adulta adaptando la famosa novela de aprendizaje 'Grandes esperanzas' de Charles Dickens, pero trasladando la acción de la Inglaterra de mediados del siglo XIX a la escena artística de Nueva York de la década de los 90. La jugada, con Mitch Glazer al guión (y David Mamet haciendo aportaciones explícitamente no acreditadas), resultó todo un acierto; pese a los cambios en los nombres de algunos personajes, el zozobrante camino de Pip (aquí Finn) desde su origen humilde hasta las altas esferas por medio de una misteriosa herencia y en busca de un amor imposible mantiene el impulso universal de Dickens.

Aunque Ethan Hawke y Gwyneth Paltrow están excelentes en sus papeles protagonistas (por desgracia no se puede decir lo mismo de un sobreactuado Robert De Niro como el equivalente de Magwitch), los momentos de mayor goce artístico provienen del talentoso trabajo de Cuarón y su director de fotografía habitual, Emmanuel Lubezki. El uso de la luz, que va de lo más fantasmagórico (en la finca Paradiso Perduto de Florida) a la naturalidad casi mística con la que se iluminan las escenas con Estella (Paltrow) en Nueva York, las composiciones y movimientos de cámara (el largo plano secuencia con Finn yendo a buscar a Estella bajo la lluvia) o propuestas narrativas como la sucesión de planos del largo paseo que dan los dos amantes por Central Park son grandes momentos que merecen ser recordados entre el mejor cine de la década.

A favor: La canción 'Like A Friend', colaboración de Pulp con Patrick Doyle para la película.

En contra: Algunos toques de romanticismo pueden hacerse demasiado empalagosos.