Crítica de SensaCine.com para La cortina de humo: (D)Efectos políticos

Basada en el libro American Hero de Larry Beinhart y con Hilary Henkin y David Mamet responsabilizándose de su libreto cinematográfico a cuatro manos, La cortina de humo fue una de las películas de las que más se habló en 1997. Tras las cámaras, el nacido en Baltimore Barry Levinson, que venía de dirigir la ambiciosa Sleepers, que también partía de material literario y contaba con un reparto estelar.

No menos estelar fue el de La cortina de humo, con Robert de Niro y Dustin Hoffman a la cabeza. De Niro se enfundaba en el rol de Conrad Brean, un asesor llamado a la Casa Blanca para lograr desviar la atención de la opinión pública sobre la acusación de abuso sexual que se cierne sobre el presidente, en vísperas de reelección. Hoffman será el productor de Hollywood que posibilitará el despropósito que sugiere Brean, declararle la guerra a Albania. El filme transcurre con un ritmo endiablado y apenas da tregua. Es cierto que en algunos momentos su verborrea y afectación pueden resultar algo cargantes y/o densas, pero Levinson maneja con soltura el tiempo narrativo y los intérpretes hacen un trabajo notable.

A favor: Su guión.

En contra: Que resulte en algunos instantes algo redundante y densa.