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    Dos días en Nueva York
    Críticas
    3,0
    Entretenida
    Dos días en Nueva York

    La respuesta femenina

    por Eulàlia Iglesias

    Con su segundo largometraje como directora, 'Dos días en París', Julie Delpy ofrecía una versión más desenfadada de la vida en pareja que la de 'Antes del atardecer', la película de Richard Linklater que le dio fama internacional. Por si la conexión entre ambos films no resultaba clara, ahora Delpy también firma una segunda entrega en formato de comedia sobre la vida amorosa de Marion, como ella una francesa afincada en Nueva York. En 'Dos días en Nueva York', la protagonista se ha separado de Adam, su pareja en el primer film, y se ha vuelto a casar con Mingus, un periodista y locutor radiofónico. Todo parece ir bien hasta que la familia de ella, de visita en Nueva York, vuelve a poner a prueba la solidez de la relación.

    Para Delpy la familia y la relación de pareja representan un torbellino inextricable de emociones y peleas. En una mirada muy mediterránea, la cineasta y actriz asume que el elemento de choque presente en toda relación, de parentesco o amorosa, resulta inseparable al concepto de felicidad. En ello cimenta el humor de sus películas: la directora fomenta las diferencias que surgen entre personas muy diferentes y las arrastra hacia el terreno de la farsa. Para ella, sus protagonistas resultan tan entrañables como insoportables, y viceversa.

    Delpy forma parte de esa generación de cineastas mujeres (Valérie Donzelli, Valeria Bruni-Tesdeschi...) en sus treinta-y-largos o cuarentas que practican una comedia cercana a la autoficción con tintes paródicos. Estas directoras visibilizan sus miedos, debilidades y complejos a través del humor y sus películas funcionan como una respuesta femenina a tantas otras comedias centradas en las crisis de madurez masculinas.

    La francesa, sin embargo, peca de superficialidad tanto en su registro humorístico como en los momentos en que pretende ponerse profunda. Los chistes sobre el choque cultural entre franceses y estadounidenses devienen, como en su film anterior, excesivamente fáciles e histéricos. Y la reflexión sobre la necesidad de dejar marchar a aquellos seres queridos fallecidos se acerca peligrosamente al lenguaje de la autoayuda. El principal atractivo de 'Dos días en Nueva York' reside en el cambio de registro de Chris Rock, aquí convertido en la inesperada nueva pareja de Delpy y muy ajustado como partenaire de una comedia romántica con mucho de farsa. Durante todo el metraje se echa en falta que se le de más cancha...

    A favor: Los monólogos de Chris Rock ante la silueta de Obama.

    En contra: La conversación sobre el alma con Vincent Gallo y ese uso simbólico de la paloma, uf.

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