Crítica de SensaCine.com para Velvet Goldmine: Remontándose al glam rock

El californiano Todd Haynes, después de haber debutado con Poison y contado con Julianne Moore para su segundo filme, Safe, cambió bastante de tercio en su tercer largometraje, Velvet Goldmine, próximo al género musical, donde a través del cruce entre dos tiempos narrativos trata de contar el nacimiento del glam rock y retratar, mediante una notable interpretación de Jonathan Rhys Meyers, a su principal impulsor, Brian Slade.

Slade es, en realidad, un personaje ficticio que se inspira fundamentalmente en David Bowie. En un primer momento, la idea de Haynes era hacer una biografía del cantante británico, pero este rechazó la idea. Haynes muestra un gran virtuosismo a la hora de retrotaernos a la estética y espíritu setenteros donde cristalizó este movimiento musical donde resaltaron otros nombres como Lou Reed, Roxy Music, Brian Eno... La puesta en escena, el diseño de vestuario y la ambientación, así como la banda sonora son los principales puntos fuertos de un filme bastante lisérgico donde la elección narrativa, con otro personaje (Christian Bale) investigando en los ochenta lo que fue de Slade, es lo más cuestionable del conjunto.

A favor: El diseño de vestuario, ambientación, el trío protagonista con Rhys Meyers, Bale y Ewan McGregor.

En contra: Los continuos juegos entre los dos tiempos narrativos acaban haciéndola algo cansina e irregular.