Sálvese quien pueda...
por Israel ParedesUn meteorito del tamaño del estado de Texas se dirige hacia la Tierra. La NASA tan solo encuentra una solución para evitar la colisión: enviar a un equipo de astronautas junto a otro compuesto por el equipo de perforadores de Harry S. Stamper (Bruce Willis) con el objetivo de que perforen el meteorito y coloquen en su interior una carga nuclear cuya explosión logre desviar su ruta y salvar a la Tierra.
Dejando de lado que 'Armageddon' es de principio a fin un auténtico disparate de dos horas y media, queda el centrarse en cómo Michael Bay y, sobre todo, su productor, Jerry Bruckheimer, orquestaron una película en la que toda lógica (narrativa, visual) y seriedad es ignorada en aras de crear un producto que pretende ser puro divertimento. La pirotecnia de los efectos espaciales, el calculado equilibrio entre acción, comedia y romanticismo, el desfile de rostros conocidos (tanto jóvenes como veteranos), el también calculado juego emocional de la narración, todo ello, hace de 'Armageddon' lo que fue: la perfecta película de verano y una inversión de producción casi infalible. A este respecto, podría decirse que, a su manera, la película es (como casi todo lo que ha nacido del tándem Bay/Bruckheimer) modélica. Por lo demás, una auténtica tontería.
A favor: Casi nada, salvo que durante su visionado permite el desconectar dos horas y media de todo.
En contra: Que dos horas y media son mucho tiempo para perderlo en tal disparate.